No quedó más remedio. La pandemia fomentó la imaginación. Y la creatividad. Sobre todo en el caso de quienes trabajan con los más pequeños. De ahí que los profesores se las arreglaran para hacer cosas “especiales”. Dentro de sus posibilidades. Patricia Cabrejas es maestra de Educación Infantil en Valladolid. Por el Día de la Castañera, buscó un poema para leer a sus alumnos. Pero no la encontró. Conocía a Marisa Alonso Santamaría, aunque solo de forma virtual. La escritora no tenía unas letras dedicadas a esta festividad, lo que no fue un impedimento. Se puso manos a la obra y el resultado fue ‘Patricia y la castañera’. Esto le hizo una “enorme ilusión”. Hacía años que Cabrejas pintaba en acuarelas. “¿Y si ilustro el poema con el Acueducto de fondo?”, se preguntó. Y así lo hizo. De forma inesperada, surgió entre ellas una relación profesional. ¿El resultado? Un poemario infantil, ‘Poeducto’, que pronto verá la luz. Encuentran en la poesía una manera de acercar la realidad a los niños. La entienden como el ritmo binario del corazón. En este caso, de Segovia.
Ambas lo vieron claro: debían hacer “algo” de Segovia. Este proyecto tiene una particularidad: no podían costear su publicación. Por ello, han buscado la financiación a través de una plataforma de crowdfunding. Necesitan 4.500 euros. La campaña acabará este sábado. A cambio, tienen que dar algo de recompensa a quienes les ayudan: han creado el juego ‘Poeducto’. Está impreso en material resistente y ligero. Es una mezcla entre la escalera y la oca, plasmado “en la forma del Acueducto”. Cada piedra es una casilla con un dibujo. El fin es ir buscando rimas.
El título del cuento también tiene un origen curioso: querían enlazar Segovia con la poesía. Es obra del cuñado de Cabrejas.
La incertidumbre inicial sobre si debían o no poner en marcha el proyecto, pronto dejó paso a la motivación. El primer paso fue hacer una lluvia de ideas de “cosas muy nuestras”, como la Carrera del Pavo, el esgrafiado, la Mujer Muerta o Titirimundi. Alonso se puso a escribir. Y Cabrejas a dibujar. Aprovecharon la ‘anormalidad’ del pasado año para hacer de esta creación su “evasión”.
La obra está compuesta por 12 poemas infantiles. Una vez que tuvieron las láminas -en ellas aparece la imagen de segovianos como Pedro Delgado o Julio Michel- se les ocurrió unirlas con una ruta: la del ‘poeducto’. De esta forma, invitan a recorrer Segovia. Y a hacerlo desde otra mirada: desde los ojos de los niños. Pensaban en un turismo familiar. “Los que estamos muy acostumbrados a la ciudad, ya no nos fijamos en nada”, cuentan. Es así como esperan que los segovianos sean aún más conscientes de la belleza de su tierra.
Cabrejas y Alonso pretenden acercar Segovia y muchas de sus curiosidades a “todo el mundo”. Quieren dejar claro que la poesía infantil no es un género menor. No excluye “a nadie”. Más bien todo lo contrario: incluye a los turistas, a los que ‘Poeducto’ les ayuda a descubrir la ciudad.
El proceso de creación no ha sido sencillo. La acuarela es una técnica “compleja”. Cabrejas tenía unas ideas “muy claras” en su cabeza. Pero trasladarlas al papel no fue tan fácil. Pese a ello, detecta una evolución en su trabajo. El libro ha ido creciendo. Y lo ha hecho de la mano de estas dos segovianas. Ni siquiera descartan hacer otro ‘Poeducto’. No es de extrañar, Segovia da pie a innumerables poesías sobre ella: su belleza es infinita.
