No fueron pocas ni inocuas las informaciones que nos llegaban diariamente sobre la brutalidad de la actuación despiadada de lo que se ha calificado como grupo de operaciones bélicas sangrientas del grupo Wagner compuesto por mercenarios sin escrúpulos., que lidera el feroz Prigozhin célebre por su participación en las diversas guerras de los últimos tiempos en el planeta. La más reciente, ya se sabe, bajo el encargo de Putin como soporte de un ejército nacional humillado en el enfrentamiento con Ucrania tras una invasión que creía demoledora y de fácil anexión de territorios que, por cierto, no se dejan vencer.
Pues bien en esas informaciones gráficas que nos siguen llegando de Agencias hay una referida al repliegue hacia Bielorusia de los mercenarios de Wagner a sus cuarteles (lo que ha producido cierto recelo y no poca inseguridad en Polonia, Estonia, Letonia y Lituania respecto a lo que podría ser una temible invasión de tales guerrilleros, ante lo que esos países están adoptando fuertes medidas preventivas de respuesta con enormes dotaciones de tropas y material bélico por si acaso) una vez abortada así aquella marcha hacia Moscú como reivindicación al malestar del grupo ante determinados aspectos derivados de la conducta tanto del presidente Putin como de su ministro de Defensa Serguei Shoigú, cuya cabeza tiene fecha de caducidad. Bien, pues en esa foto del repliegue –supongo que temporal- de los mercenarios del antiguo vendedor de perritos calientes Prigozhin, me ha llamado la atención (por su extraordinaria significación y simbolismo al mismo tiempo) el detectar un pequeño crucifijo que aparece en el habituallamiento guerrero al menos de uno de los soldados. Y es así porque, en mi opinión, entiendo que semejante símbolo tiene más de grandeza, de perdón y de piedad que lo que se supone de ardor guerrero de estos filibusteros a sueldo para matar. Y si eso es así ¿qué justificación habría para que un integrante de esa patrulla de muerte incorpore semejante símbolo cristiano? No parece que case muy bien la ferocidad de aniquilamiento que se les supone a los “Wagnerianos”, curtidos sin escrúpulos en mil batallas sin ningún tipo de piedad, con la esencia de los cristianos y de sus símbolos que descansan –precisamente- en todo lo contrario.
Por tanto, al mismo tiempo que reparar en cuanto supone ese detalle en la foto espléndida ofrecida por ABC, cabría recapacitar en si semejante curiosidad pueda tener un fondo de mayor significación –que no creo- dentro de una situación bélica muy sanguinaria, por lo demás poco propicia para sentimentalismos de conciencia como estamos comprobando a diario. Pero, de todos modos, es para pensárselo. Y, en todo caso, esto no viene a ser más que una curiosa anécdota refrescante de verano.
