Un par de cuentos entresacados del libro de Pino Pellegrino “La tienda del alma. Cuentos con sprint”, publicado en Paulinas:
1.- LA RANAS Y LA VERDAD
“Cuatro ranas estaban tranquilamente sentadas en el tronco de un árbol plantado a la orilla de un río. De pronto la corriente arrastró el árbol. Las ranas se despertaron emocionadas: ¡nunca habían navegado!
Después de la primera sorpresa, una dijo: “¡Este tronco se mueve como si estuviese vivo”. La segunda intervino: “¡No, querida! No es el tronco el que se mueve. Es el río que corre hacia el mar y arrastra consigo el tronco!”. También la tercera tomó la palabra: “No es así; ni el tronco ni el río se mueven. El movimiento depende de nuestra mente: ¡sin pensamiento nada puede moverse!”.
Las tres ranas comenzaron a discutir sobre lo que verdaderamente se movía, pero no conseguían ponerse de acuerdo. Entonces se dirigieron a la cuarta rana, que estaba escuchando en silencio, para oír también su parecer. La cuarta rana dijo: “Tenéis razón todas. El movimiento está en el tronco, en el agua y también en nuestra mente”.
Pero las tres ranas se irritaron: cada una pretendía que su opinión fuese la única verdadera y estaba convencida de que las otras dos se equivocaban. Se pusieron a croar, a patalear… La cuarta rana pensaba: “Cuando cada uno ve solo su verdad, la tierra se convierte en el manicomio del universo”.
2.- LA ABUELA MUDA
“El abuelo y la abuela habían discutido. La abuela estaba tan enfadada que no hablaba ya con el marido. Al día siguiente el abuelo había olvidado todo, pero la abuela seguía ignorándolo y no hablaba. Por muchos esfuerzos que hiciera, el abuelo no conseguía hacerla salir de su obstinado silencio.
Al final se puso a revolver en los armarios y en los cajones. Después de unos minutos, ¡la abuela no pudo más! En el colmo de la irritación gritó: “¿Se puede saber qué es lo que estás buscando?”. A lo que el abuelo con una sonrisa bribonzuela respondió: “¡Oh, alabado sea Dios!” ¡La he encontrado!”.
La abuela: “¿Qué?”. El abuelo: “Tu voz”.
La palabra tanto escrita como oral, es el puente que más une a las personas.”
La palabra, patrimonio del ser humano, nos puede devolver a la búsqueda de la verdad y a una realidad de mayor y mejor convivencia.
Como nos dice Julián del Olmo en sus últimos “SALMOS DE ESPERA Y ESPERANZA” es CUESTIÓN DE CONFIANZA:
“Cuestión de confianza… ante tanta desconfianza por las mentiras piadosas, las noticias falsas, las promesas vanas y los engaños intencionados que pululan por las redes sociales y los mítines políticos donde todo vale con tal de conseguir seguidores y votos.
Cuestión de confianza… ante tanta desconfianza al ver cómo muchas veces los humanos sacamos lo peor de nosotros por egoísmo o por el placer de hacer daño a los demás, cuando debería ser al contrario: dar lo mejor de nosotros y hacer el bien sin mirar a quién.
Cuestión de confianza… ante la fragilidad y vulnerabilidad personal y colectiva que la pandemia ha puesto en evidencia y nos ha demostrado que los seres humanos somos interdependientes unos de otros en lo sanitario, social, económico, político, tecnológico y ecológico.
Cuestión de confianza… en que algún día no lejano la base de la convivencia sea la solidaridad y la fraternidad y no la confrontación y la rivalidad desleal a nivel personal y a escala global.
Cuestión de confianza… creer que si nos lo proponemos somos capaces de construir un mundo más justo y fraterno para todo el mundo.
“Bendito quien confía en el Señor y pone su confianza en Él. Será como árbol plantado junto a un río, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llegue el calor y sus hojas están siempre verdes; en época de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto” (Jer 17,7)”.
Y para terminar, otra cita: “Debes confiar y creer en la gente, de lo contrario la vida se torna imposible” (Antón Chéjov) .
