Por fin llegó noviembre y con él un mes seguidito de deporte.
Los puentes nos encantan y proporcionan oportunidades para descansar, viajar o hacer otros deportes menos habituales, pero debo reconocer que ya tenía ganas de noviembre, de entrar en rutina de verdad, de esa que nos lleva a los pabellones y las canchas cada fin de semana, de coger ritmo y que ese ritmo se convierta en un bonito hábito.
Ya sí podemos confirmar que tenemos todas las ligas en marcha y que especialmente niñ@s y jóvenes alternarán entrenamientos de semana con la pasión y la ilusión de demostrar lo aprendido sobre la cancha y esa ilusión se materializará en objetivos cumplidos y en una mejora de la que familias, entrenadores, aficionados seremos testigos.
Con la rutina del deporte escolar y el provincial las gradas repletas y en ellas la esperanza de que esta temporada demuestre que los adultos tomamos conciencia de nuestro rol y que en grada se está para animar y nada más que para eso, no somos (aunque sepamos) ni entrenadores, ni árbitros. Toman ritmo las ligas y con ellas los éxitos, los fracasos y los errores.
Entramos en noviembre con la vista puesta aun en Valencia, emocionada de las muestras de cariño y la solidaridad que también desde el deporte toman iniciativa y empatizan con la situación vivida. La Escuela de Fútbol Sala Valverde, Segosala, deportistas de élite y deportistas amateur que se suman y una propuesta desde el movimiento en una marcha solidaria que dentro de una semana unirá Segovia por Valencia.
Los valores del deporte sin duda refuerzan cuando nos vemos en las malas, muestran esas ganas de ayudar y la capacidad de hacerlo en equipo.
Gracias a todos los que de una u otra manera están y estarán sumando fuerza, desde aquí deseando que la normalidad deportiva vuelva también a los pabellones de los municipios castigados por la DANA.
