A veces, los nombres cuentan historias más largas que los propios libros. Héctor Aún no figura en el registro civil, pero sí en la literatura que brota de lo personal. Bajo este pseudónimo, el espinariego Oscar María Barreno —un autor con más de tres décadas de escritura a sus espaldas— ha vuelto al verso con un nuevo libro de poemas.
Así, en ‘Cuadernos de poesía’, da voz a una espiritualidad que se entrelaza con lo social. “Me gustaría escribir sobre la espiritualidad, pero yo no la entiendo desligada de la denuncia social. Creo que la evolución material está íntimamente vinculada a la evolución espiritual”, explica. “Las personas que se acerquen a este libro, tendrán que hacerlo con la mente abierta. Les animo a que reflexionen sobre lo que está escrito”, detalla.
Además, su recién publicada obra no solo invita a la reflexión y al sentimiento, sino que también tiene un propósito solidario. Y es que, lejos de buscar reconocimiento personal, el autor comenta que sus regalías personales generadas por la venta del libro —el 10% de los beneficios totales—serán donadas a la Asociación Los Fuertes de El Espinar para la investigación sobre la lucha contra el cáncer. “Mi padre tiene cáncer y es miembro de la asociación. Soy su contacto con ellos y todo lo que pasa por la asociación pasa por mis manos antes de llegar a él. Y también están mi tía y mi prima. Me gusta cómo trabaja la agrupación, son gente muy comprometida, que creen en su realidad y que apuestan duro por ello. Hacen muchas cosas, se involucran en muchos eventos y recaudan muchos fondos”, señala.
Para el autor, donar lo que su obra genere es una cuestión ética y espiritual. “Si por algo quiero dejar huella en el camino, no es por ser un escritor, ni un buen escritor, sino por ser un buen hermano de sus hermanos. Considero que toda la sociedad es una gran familia, que todos somos hermanos y hermanas, hijos e hijas de Dios, y así como lo siento, lo practico. Entonces, me sentiría muy mal si yo cobrara por mi trabajo. Gracias a Dios, tengo posibilidad de no hacerlo y prefiero destinar lo que mi trabajo produce a la empatía social”, añade.
De este modo, entre versos y confesiones espirituales, este espinariego demuestra que la poesía también puede ser una herramienta para sanar y ayudar.
