Si alguien llegara por primera vez a la Semana Santa sin entender su significado, la escucha y la lectura del pregón que el profesor y académico de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce Juan Antonio del Barrio pronunció para preludiar los actos religiosos y devocionales que tendrán lugar en las próximas dos semanas sería más que suficiente para contextualizar de manera exacta el valor cultural, el compromiso social y la hondura espiritual que emana de la conmemoración de la muerte y resurrección de Cristo.
La masiva presencia de público en la capilla de Santísimo de la Catedral probó ayer la avidez de los segovianos por recuperar la Semana Santa tradicional que la pandemia ha impedido celebrar en los dos últimos años. Así , los heraldos a caballo volvieron a salir a las calles del centro histórico para invitar a la participación, acompañados por una representación de los estandartes y las bandas de las cofradías segovianas que con sus marchas procesionales aportaron la solemnidad a esta primera ceremonia.
A su llegada a la Plaza Mayor, las autoridades locales y provinciales y los representantes de las cofradías recibieron a los heraldos acompañando al pregonero, para escuchar ante la Casa Consistorial el último llamamiento al pregón y desde allí dirigirse hacia la Catedral para completar el protocolo con la entrega de las cubiertas bordadas en las que Del Barrio llevó su pregón.
En su intervención, realizó un prolijo itinerario por los principales hitos del Triduo Pascual, desde su inicio en el Domingo de Ramos hasta el glorioso final del Domingo de Resurrección. Así, indicó que la celebración de la Semana Santa “en su liturgia interna, vivida desde las comunidades religiosas y parroquiales y en sus paraliturgias como son las procesiones y los viacrucis, está perfectamente estructurada para que no se nos escape ni un detalle del relato de los últimos días de Jesús”.
Valoró la importancia de los viacrucis como “síntesis portátil de la Pasión”, y puso el acento en el que tiene lugar el Miércoles Santo en la Huerta de los Carmelitas, donde “evocamos el calvario de Jesús, llevando también las cruces de nuestra sociedad y nuestras vidas”.

Esperanza y compromiso
Al referirse al Jueves Santo, el pregonero subrayó la importancia de la institución del sacramento de la Eucaristía en la que ”se actualiza el amor de Dios en cada comunión”, y fruto de esta unión surge la caridad, que Del Barrio llevó a la actualidad poniendo como ejemplo la oferta realizada desde la diócesis de las casas parroquiales para los refugiados ucranianos. “En medio de la desesperanza, nuestra acogida es fraternidad, y nuestra eucaristía se une a la solidaridad de tantos hombres y mujeres de buena voluntad que persiguen un mundo mejor para todos”.
También tuvo un recuerdo para la crisis de vocaciones sacerdotales y a la vida contemplativa que están asolando de manera particular la diócesis, y señaló que “los hechos están corriendo muy rápido, pero el Espíritu soplará donde haya de hacerlo”.
El pregón diseccionó también la celebración del Viernes Santo cristalizada en la ‘procesión de los Pasos’, donde señaló que la espiritualidad cofrade “es una comprometida catequesis en los tiempos secularizados que vive nuestra sociedad y un ejercicio de testimonio humilde y valiente”.
El colofón de la Semana Santa es la celebración de la Pascua, centro de la vida cristiana, y Del Barrio invitó a “saber vivir esta lección de humildad amorosa y compromiso callado y eficaz”. “Somos tan torpes que no lo creeemos, y tenemos que seguir leyendo y leyendo la imagen, la palabra, incrédulos de entrega y opacos a la generosidad plena de quien sabe amar”. Tras la lectura del pregón, la actuación de la coral Ágora puso la guinda a la jornada.
