Los buenos o malos resultados deportivos suelen tener un componente de fortuna, que en ocasiones hace ganar o perder partidos. Pero sin un trabajo serio y constante, sin un rigor en la forma de hacer las cosas, la suerte jamás conseguirá por sí misma que un equipo consiga triunfar en un campeonato. Y la Gimnástica Segoviana puede sentirse muy orgullosa del trabajo realizado a lo largo de todo el curso 22/23, porque ese (y solo ese) es el que ha hecho posible que el conjunto azulgrana dispute la fase de ascenso a Primera RFEF.
Cierto es que a la última jornada de competición llegaba el conjunto azulgrana sin depender de sí mismo para conseguirlo, necesitado de derrotar a un Unión Adarve que llegaba de abajo hacia arriba en las últimas jornadas, y de esperar a que el Villanovense no hiciera lo propio ante el descendido Alcorcón B. Pero la Segoviana hizo los deberes y ganó su partido, algo que no hicieron ni el equipo extremeño ni el Estepona que también estaba implicado en la pelea, así que la suerte, esa que siempre acompaña a los que trabajan duro, se puso la camiseta con el Acueducto en el pecho y permitió una celebración histórica en La Albuera.

La mañana apuntaba a buena, pero no ‘redonda’. El domingo amaneció nublado y amenazando lluvia, y aunque la grada registraba una gran entrada, faltaba ‘un pelín’ para el lleno absoluto que sí había en el palco de autoridades, ese que suele estar más que vacío durante el resto de meses… en los que no hay elecciones. Hay cosas que nunca cambian.
DEMASIADO RESPETO
La grada tenía ganas de aplaudir, y bien que lo hizo en los prolegómenos del partido, cuando por la tribuna apareció la plantilla al completo del Viveros Herol Nava, o Javi Guerra, o los jugadores lesionados de la Segoviana entre los que se sigue encontrando (ay…) el Toro Acuña. Y hubo ovación cuando saltaron los dos equipos al terreno de juego, en la que fue la última ocasión en la que los aplausos sonaron en casi una hora.
Durante la primera parte el equipo estuvo excesivamente responsabilizado en la tarea de no encajar un gol más que de lograr adelantarse
Porque Segoviana y Adarve o, lo que es lo mismo, Ramsés y Manu González, demostraron tenerse de sobra conocidos, y ambos apostaron por anular las virtudes del rival antes que por explotar las propias. Por eso, y aunque el equipo azulgrana comenzó el partido hecho un flan sin poder dar casi dos pases seguidos, la apuesta del Adarve tampoco fue la de aprovechar el momento, sino más bien tratar de desesperar a los locales con cero concesiones defensivas, balones en largo buscando la segunda jugada, y ese juego tan característico del fútbol de Madrid, de mucha intensidad en la pelea del balón dividido, ritmo cansino a la hora de poner el balón en juego y caídas al suelo sin ton ni son buscando que el árbitro ‘picara’.
TRES OCASIONES EN LA PRIMERA PARTE
Así no fue de extrañar que la primera parte del encuentro fuera un bocadillo de polvorones que sólo se sostenía por la emoción del resultado, y de los marcadores del resto de la jornada, porque el Villanovense empataba, pero el Estepona superaba al Atlético de Madrid B. Tan solo hubo tres ocasiones que llevarse a la boca en 45 minutos. La primera la tuvo Rubén (una auténtica bendición su vuelta), pero el lateral Meseguer sacó con la cabeza su remate que apuntaba a la escuadra. Las dos siguientes fueron para el Adarve, con Alburquerque rematando fuera a la media vuelta un envío al corazón del área, y poco más tarde con Calleja cabeceando fuera una acción en la que ni locales ni visitantes parecían tener claro lo que hacer con la pelota.
Con el paso de los minutos la Segoviana se hizo algo más reconocible, con Javi Marcos y Óscar de Frutos más que acertados en el cruce, y con Rubén y Borao sin participar demasiado en acciones ofensivas, pero sí sujetando a los atacantes del Adarve. A partir de la solvencia defensiva se podía construir de cara a un segundo tiempo que empezó con un susto imperial para la parroquia gimnástica.
PINEDA TUVO EL 0-1 PARA EL ADARVE EN UN MANO A MANO CON CARMONA QUE LANZÓ FUERA
Porque apenas reiniciado el partido, en el único balón en largo en el que no se entendieron los centrales, el recién ingresado Pineda se plantó solo ante Carmona. Y cuando los aficionados ya lamentaban el 0-1, el delantero visitante cruzó fuera ante la salida del portero azulgrana. El suspiro de alivio se escuchó hasta en Palazuelos de Eresma, pero la acción volvió a poner de los nervios a los de casa, que durante varios minutos fueron una máquina perfectamente engrasada… de perder balones.
La tensión finalizado el partido por la incertidumbre del resultado del Villanovense mutó
en euforia con el 1-1 EN ALCORCÓN
Algo tenía que cambiar, y vaya si cambió, porque tras una clara falta sobre Ivo, Fer Llorente cogió el balón cerca de la línea de banda en la zona de tres cuartos del ataque local y lo lanzó a la llamada ‘zona de conflicto’ entre los rematadores y el portero Lombo, que cuando quiso dejar de dudar sobre si salir a por el esférico o quedarse bajo los palos ya tenía dentro el 1-0.

Y, entonces sí, la Segoviana volvió a ser el equipo reconocible de la primera vuelta. La entrada de Juan de la Mata resultó providencial para ayudar en el centro del campo y desactivar a un Adarve que, por más elementos que sumara al ataque, no encontraba la manera de llegar a Carmona. Por aquel entonces, el Alcorcón B ya estaba ganando al Villanovense, y el Atleti B le había remontado al Estepona.
GÓMEZ PONE BOCA ABAJO LA ALBUERA
Así que todo marchaba a pedir de boca, y el único que se empeñaba en amargar la mañana era el cronómetro, que iba demasiado despacio hasta que, a cinco minutos para el final, Diego Gómez recogió un balón cerca de la banda, se marchó por ‘coj…’ del primero, por calidad del segundo, y ante la salida de Lombo envió sutilmente el balón por alto para marcar el 2-0 que dejaba sentenciado el partido. Un golazo que llevó el delirio a la grada, que estalló de júbilo al final del encuentro… pese a que el Villanovense había logrado la igualada en Alcorcón.

Así que el partido de la Segoviana duró unos minutos más aunque el balón no estuviera en juego, con todos los jugadores cerca del banquillo mirando las aplicaciones del teléfono móvil que iban desgranando las últimas acciones del encuentro que se jugaba en el Anexo de Santo Domingo.

Por momentos sobrevoló por Albuera el fantasma de lo sucedido el pasado año con el Navalcarnero y el Coruxo, pero en esta ocasión la suerte no quiso ser esquiva. La Segoviana jugará la fase de ascenso y espera el rival que saldrá del cuarteto que componen Real Avilés, Alavés B, Peña Deportiva y Recreativo de Huelva B. La fortuna reconoció el inmenso trabajo de la Segoviana, y la licencia para soñar se prolonga un par de semanas más.
