DÍA EUROPEO DE LA PROTECCIÓN DE DATOS: JUEVES 28 DE ENERO
En los años 80-90 del siglo pasado, hubo un jugador de la NBA al que apodaban “el asesino silencioso”: Joe Dumars, escolta de los Detroit Pistons, era capaz de endosar más de 30 puntos al equipo contrario sin que este apenas se hubiese percatado de ello. Así, como aquel jugador de baloncesto, penetra la tecnología en nuestras vidas: de manera pertinaz y silenciosa.
En enero de 2021, no hay día que un español salga de casa sin llaves, cartera, mascarilla y, por supuesto, teléfono móvil. Esta “cajita inteligente” que todos llevamos en el bolso o en el bolsillo del pantalón ha supuesto, como ninguna otra tecnología, una verdadera revolución en la forma de comunicarnos y de relacionarnos con el mundo. Inevitablemente, a una edad cada vez más temprana: no descubrimos nada nuevo si recordamos que la tecnología gusta mucho a los niños. Según los últimos datos del INE, casi un 70% de los menores españoles de entre 10 y 15 años dispone de teléfono móvil.
Hay jóvenes para los que, aún con todo, este avance vertiginoso no es suficiente, y dan un paso más en su necesidad de intercambio de información con todo lo que les rodea, incorporando dispositivos electrónicos en su cuerpo para añadir nuevos sentidos y percepciones a las propias capacidades de la especie humana. De hecho, ya existe una comunidad de activistas cíborg. Esto que, a día de hoy, podemos considerar una “rareza”, puede que no lo sea entre la juventud de las próximas décadas.
La gran paradoja de la sociedad digital es que nunca como hasta ahora se ha hablado tanto de nuestra privacidad y, sin embargo, nunca como hasta ahora ha estado tan amenazada: vivimos en una sociedad global e hiperconectada, que entraña importantes riesgos para nuestros derechos y libertades fundamentales. La extensión del virus Covid-19 y el necesario distanciamiento social no han hecho sino aumentar estos riesgos, pues somos, si cabe, todavía más cautivos de la tecnología para poder relacionarnos con los demás.
Es una buena fecha para reflexionar acerca de qué sociedad del futuro queremos construir
La transformación digital ya está aquí, y este modelo de sociedad tecnológica en el que estamos cada vez más inmersos nos obliga a ser extremadamente inteligentes: no solo debemos saber proteger nuestra información y la de los demás en el entorno digital, sino que debemos estar “suficientemente preparados” para saber identificar cuándo una noticia puede ser un bulo o fake new, cuándo un mensaje de correo electrónico puede contener un virus, o cuándo una aplicación para el móvil puede rastrear nuestros hábitos, por citar algunos ejemplos. Aprender todo esto por separado es mucho trabajo para una persona: debemos trabajar juntos para conseguirlo.
Hoy 28 de enero se celebra, como cada año, el «Día de la Protección de Datos» en Europa, una jornada impulsada por la Comisión Europea, el Consejo de Europa y las autoridades de protección de datos de los Estados miembros de la Unión Europea, con el objetivo de fomentar entre los ciudadanos el conocimiento de sus derechos y responsabilidades sobre protección de datos. Es, por tanto, una buena fecha para reflexionar acerca de qué sociedad del futuro queremos construir.
La sociedad del futuro son los niños del presente y, en este sentido, es muy importante que crezcan con el sentimiento de que la privacidad de las personas, así como un uso seguro y responsable de la tecnología, son valores que se deben perseguir y respetar siempre. Si alcanzamos este objetivo, crearemos una sociedad digital para todos, más saludable, basada en una ética de la privacidad y en el respeto de los derechos de los demás. ¿Verdad que suena bien? Entonces, ¿por qué no empezamos desde hoy mismo a construirla entre todos?
La primera piedra de este ambicioso proyecto ya está puesta, pues nuestra Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, publicada en diciembre de 2018, recoge el “derecho a la educación digital” en el sistema educativo, mediante la plena inserción del alumnado en la sociedad digital y el aprendizaje de un uso de los medios digitales que sea seguro y respetuoso con los valores, derechos y libertades fundamentales de las personas.
Pero, cuidado, esta no es solo una labor de los “coles”, sino de toda la sociedad en su conjunto: el ejemplo que demos a nuestros hijos en el ámbito familiar, medios de comunicación, empresas tecnológicas, por supuesto gobiernos… es una responsabilidad de todos.
Europa (y, por qué no, España) está llamada a ser el espejo en el que se mire el mundo cuando pensemos en un modelo de sociedad digital saludable. ¿Aceptamos el reto?
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(*) AUDIDAT Protección de Datos.
