Derrota del Balonmano Nava en el Palacio Multiusos de Guadalajara (27-21), que deja en evidencia lo mucho que tiene que mejorar el equipo. El proceso de adaptación de los fichajes y del entrenador Diego Dorado parece, como es normal, que llevará su tiempo. Un periodo de reconstrucción en el que lo fundamental será encontrar una alquimia entre el técnico y el vestuario y la puesta en liza de una idea de juego reconocible, que hoy no tuvo guión.
Arrancó el encuentro a un ritmo lento. El conjunto local, que ya jugó otro amistoso el miércoles, comenzó sin motor, fruto de que todavía está en proceso de ir adquiriendo tono físico, pero llevó el partido dónde quiso. El conjunto navero empezó golpeando primero, dado el encorsetado dibujo del Guadalajara, aunque le costó distribuir y canalizar el juego. Aun así llegó a los dominios de Hombrados, mediante una eficaz presión que no terminó de verse reflejada en el marcador.
El cuadro manchego fue entrando en el choque y dotó de solidez a su defensa para ir controlando los tiempos del partido. Mientras, los hombres de Dorado no encontraron tino de cara a puerta y se llegó al ecuador de la primera parte con el electrónico de 5-3. A partir de ese momento los locales se escaparon y los visitantes se estrellaron con Hombrados (8-4) y Dorado tuvo que pedir tiempo muerto para reestructurar el desordenado sistema. Mejoró el Nava antes del descanso para dejar abierta la contienda en el segundo tiempo (12-9).
Salió enchufado el plantel segoviano, pero la virtud del Guadalajara fue su resistencia en defensa. Sobre esos mimbres, construyó una idea clara de juego que sucumbió al Nava, que vio cómo los de casa se colocaron hasta siete goles por delante (23-16). No levantó cabeza la plantilla visitante y el amistoso terminó con victoria local por 27-21.
