Como viene siendo habitual en los últimos años por esta época, los vecinos de Bercimuel se muestran orgullosos de contar entre sus visitantes invernales con un emigrante muy especial: un cisne de cuello esbelto y blanco plumaje.
El río que cruza el pueblo sirve de lugar de descanso y alimento a este ejemplar que permanece durante unos días, entre los pocos habitantes que durante el duro invierno castellano habitan en este núcleo situado en el extremo Nordeste de la Comunidad de Sepúlveda.
“No sabemos de donde viene ni a donde va, ni sabemos si es macho o hembra, pero sí sabemos que nos quiere, es nuestro amigo”, asegura uno de los habitantes de Bercimuel. “Cada año, por estas fechas, nos visita, pasa unos días con nosotros y se va”.
“Es un cisne precioso, verlo en el río y pasear por sus alrededores, es todo un espectáculo”. Se ve que está cómodo nadando junto a la fuente de Carrecampo, construida en 1915, restaurada hace pocos años y cuidada por los habitantes. Sus pilones llenos de agua, junto con los arroyos que atraviesan el pueblo, de los Pradillos y el arroyo de Valdelavaca, ambos afluentes del río Bercimuel, que vierte luego en el río Riaza, garantizan alimento a esta ave, que lleva ya cinco años pasando algunas semanas del invierno en estas latitudes.

La imagen del apuesto cisne blanco se emparenta con la espadaña de la iglesia de Bercimuel, de origen románico y dedicada a Santo Tomás. “Lo que más valoramos es que cada año se acuerde de Bercimuel, nos visite y pase unos días en compañía y conviva como un habitante más”, relata Fernando Tomé, quien recuerda que no es un ejemplar doméstico puesto que no permite que las personas se aproximen mucho.
Los vecinos de Bercimuel se muestran respetuosos con el visitante, un ejemplar de anátida que no resulta común en estos parajes, y que es más habitual en los países del Norte, tanto los ejemplares sedentarios como los que invernan.
El cisne blanco representa un visitante más en este pueblo, de gente hospitalaria; donde además de tradiciones como el Campeonato de Lanzamiento de Boina, o las fiestas de la peña Los Gurrieros, puede presumir de contar con aguas tranquilas y de altos valores naturales.
