El Palacio de los Condes de Mansilla es oficialmente la nueva sede en pleno centro histórico de Segovia, del nuevo Creative Campus de la IE University. Aunque las clases comenzaron a impartirse a principios de septiembre, este jueves la inauguración del edificio se hacía oficial con varios actos, entre los cuales destaca la conferencia inaugural que el arquitecto Norman Foster, ganador del premio Pritzker -considerado el premio Nobel de la arquitectura- y autor de obras tan icónicas como el rascacielos Gherkin en Londres o la renovación del Reichstag en Berlín, ha ofrecido durante la jornada.
El nuevo campus, que fusiona la tradición e historia de Segovia con la vanguardia tanto en arquitectura como en educación, es un espacio que representa un hito para la institución, un impulso para la ciudad y una apuesta firme por las industrias creativas como motor de transformación social, cultural y económica.
“Contar con unas infraestructuras de última generación dentro de un edificio histórico es algo que aún cuesta imaginar”, destacó el decano del centro, David Goodman, durante la presentación, en la que estuvo acompañado por el rector de la facultad, Salvador Carmona. En este nuevo espacio, estudiantes de disciplinas como moda, arquitectura, diseño de interiores o producto comparten talleres, laboratorios y espacios de creación, rompiendo barreras entre áreas de conocimiento.
“Siempre lo creímos: la creatividad genera más creatividad. Es un motor que se retroalimenta, y lo estamos viendo cada día en estos pasillos”, afirmó el decano. Una de las claves del proyecto es precisamente esa transversalidad entre las distintas enseñanzas, donde las herramientas y espacios están concebidos para el uso compartido, sin distinción entre titulaciones.
El centro acoge actualmente a unos 300 estudiantes en diferentes disciplinas relacionadas con la arquitectura y el diseño, aunque tiene capacidad para acoger hasta 700 cuando esté plenamente operativo. Proceden de más de 80 nacionalidades, con España y Estados Unidos como los países más representados, lo que convierte a la escuela en un entorno académico verdaderamente internacional, siguiendo así la política que la universidad ha demostrado en su campus original de la ciudad, situado en el antiguo convento de Santa Cruz la Real, donde también han sabido crear un entorno único que mezcla la historia de la ciudad con las tendencias más actuales.

Un espacio histórico
La rehabilitación del edificio ha estado liderada por el arquitecto Fernando Serrano-Suñer, quien destacó el desafío —y el privilegio— de recuperar un espacio con siglos de historia para convertirlo en un motor de innovación y creatividad.
“Cuando vinimos a ver el edificio hace años, se barajaron muchas opciones. Habría sido más fácil construir uno nuevo en otra parte, pero estos retos, a primera vista complejos, se convierten en oportunidades cuando se abordan con respeto y visión”, explicó el arquitecto.
El edificio, que fue el antiguo Colegio Universitario Domingo de Soto, se encontraba sin uso. “Era un espacio congelado en el tiempo. Nuestro objetivo fue respetar su historia, pero devolverle la vida. Es un edificio con estratos de muchas épocas: desde el siglo XII en la sala de columnas, hasta añadidos de los años 70. En este proyecto, cada piedra tiene algo que contar”, relató.
Serrano-Suñer subrayó que el enfoque fue profundamente respetuoso, pero no conservacionista en el sentido de “congelar” el patrimonio. Se trató de una rehabilitación minuciosa y artesanal, que incluyó desde el tratamiento de sillares románicos con agua ionizada hasta la restauración de alfarjes policromados, fachadas barrocas con esgrafiados y capiteles de gran valor arquitectónico.
“El alumno que estudia aquí se nutre de esa memoria del edificio. Y al mismo tiempo, la ciudad se nutre de la creatividad y del nuevo uso que se le ha dado a este espacio”, afirmó.
El trabajo previo a la obra duró años e incluyó estudios arqueológicos, informes de biodiversidad y colaboración con artesanos especializados. En contraste, la fase de construcción fue extremadamente rápida: la rehabilitación se completó en apenas 11 meses, tras recibir la licencia en octubre de 2024. Un reto que requirió precisión y agilidad, pero sobre todo, visión a largo plazo.
“Lo importante no es conservar por conservar, sino poner en valor aquellos elementos que hablan de la historia de Segovia, de su arquitectura y de su cultura. Queríamos que el resultado no fuera solo funcional, sino inspirador. Y creemos que lo hemos conseguido”, concluyó.
Ese afán por la conservación de un espacio único como el palacio de los Condes de Mansilla, ha llevado a anexar espacios como el ‘Foro’, un espacio que permaneció enterrado hasta la restauración que se llevó a cabo hace medio siglo y que ahora acogerá laboratorios de electrónica y que es uno de los puntos donde mejor se encuentra representado ese afán por la innovación a la vez que se conserva el patrimonio con siglos de antigüedad, aquí representado por elementos arquitectónicos que se remontan a los primeros siglos de construcción del palacio e incluso hallazgos arqueológicos de época romana.
Un edificio para el mundo
La nueva sede no solo está concebida para la formación de estudiantes, sino también como un espacio abierto a la ciudad. Desde el vestíbulo, ya se puede acceder a una pequeña sala de exposiciones visible antes incluso de los tornos de entrada. La escuela planea abrir más espacios de este tipo para iniciativas culturales, reforzando su compromiso con la vida cultural segoviana.
“Queremos que este edificio sea también de la ciudad. Desde aquí podemos contribuir activamente a esa constelación cultural que ya forman instituciones como el Teatro Juan Bravo o el Palacio Quintanar”, afirmó Goodman.
Al mismo tiempo, la escuela sigue mirando al exterior: “Estamos en Segovia, pero conectados con el mundo. Nuestros estudiantes llevarán esta experiencia a más de 80 países. Las ciudades con vida cultural potente son donde queremos estar. Y nuestra meta es contribuir a esa red global de ciudades creativas.”
Con esta inauguración, la IE University pretende dar un paso firme hacia un nuevo modelo educativo: interdisciplinar, internacional, arraigado en el patrimonio y comprometido con el futuro.
