Un Día del Libro atípico y diferente. Tres meses después de que la crisis del coronavirus obligara a suspender el tradicional Día del Libro, los libreros segovianos se adhirieron a la iniciativa nacional de celebrar en julio el ‘23 de abril’, y aunque no salieron a la calle como en otras ediciones, abrieron sus puertas de par en par para ofrecer las novedades editoriales del momento o bien dar la oportunidad de descubrir los grandes clásicos, con importantes descuentos.
Los lectores que acudieron a las librerías pertenecientes a la Asociación de Libreros de Segovia (Antares, Cambra, Cervantes, Diagonal, Entrelibros, Farinelli (La Granja), Ícaro La Granja, Ícaro Segovia e Intempestivos) pudieron beneficiarse de un descuento de un 10 por ciento en la compra de libros. Los libreros son otro de los sectores que más ha sufrido la pandemia del coronavirus, con graves consecuencias económicas. Por eso, ayer fue un día de celebración “raro”, para reactivar sus actividades en un contexto difícil.
Desde primera hora de la mañana se veía más movimiento en las librerías de la ciudad, con personas ojeando libros, comprando en muchos casos y con pudiendo conocer a algunos autores segovianos que fueron invitados a firmar sus últimas obras en varios establecimientos.
La Asociación de Libreros venía calentando motores en las jornadas previas a este ‘23 de julio’, animando a los segovianos a visitar sus librerías y poner en valor uno de los elementos fundamentales de la cultura y la educación, uno de los pilares sobre los que la sociedad se apoya. “Está comprobado que la lectura estimula la imaginación y la creatividad, despierta sentimientos y sensaciones y, sobre todo, nos hace crecer como personas”, comentaba el presidente de los libreros segovianos, Guillermo Herrero. Este explicaba que el sector lo ha pasado y está pasando mal. En su opinión, “una ciudad turística como Segovia, en la que se ha reducid el número de turistas, pues influye mucho en el sector”. Y el confinamiento ha provocado un cambio en los hábitos de compra del ciudadano, y también del segoviano. “Han crecido las ventas por internet, y también se nota, por lo menos en algunos establecimientos, que se ha incrementado la demanda para el reparto a domicilio”, comentaba ayer Guillermo Herrero, quien insistía en pedir a los segovianos que “a falta de turismo, consumo interior en el pequeño comercio”.
Las librerías de la ciudad animaron a los segovianos a acercarse ayer a sus establecimientos, con actividades y otros atractivos. Los clientes de Librería Cervantes se beneficiaron a lo largo del día de un descuento de un 10 por ciento si compraban flores en Floristería El Jardín. Además, por la tarde ofreció una presentación virtual del libro ‘El curtido de pieles en Segovia y su provincia’, de Francisco Javier Mosácula.
Por ‘Entrelibros’ pasaron ayer escritores que han publicado sus obras en editorial Cerviche, como Carmen García Rodríguez, autora de ‘¿Qué ocurre en la cocina mientras muero?’; Mariano Fuente Blanco, con ‘Últimos días de Adonay y en la ciudad menguante’; Jesús Pastor Martín, con ‘Un mal que cien años dure’; Jorge Rodríguez Rivero, con ‘Historia de Segovia abreviada’ y ‘Los comuneros’; María Albarrán, con ‘El ratoncito Pérez en Segovia’, y Charo Marcos, con ‘Los tres cochinillos’.
Y por la tarde, el segoviano José Miguel Olmos Sancho, acudió a Librería Diagonal para firmar ejemplares de sus libros ‘Owen Black y el renacer de los licántropos’ y ‘Owen Black y el nigromante’.
Ayer fue un ‘23 de abril’ en julio, muy diferente, pero con el mismo objetivo, introducirse en el maravilloso mundo de la literatura. Libreros y ciudadanos confían en que el año que viene el Día del Libro puede celebrarse el 23 de abril de verdad.
