Hace apenas dos días se llevó una sorpresa “muy grande”. Esperaba obtener una nota alta, “pero no tanto”. Con un 13,99, el segoviano Juan Arribas se ha convertido en el alumno con la mejor calificación de la EBAU en el distrito UVa (campus de Valladolid, Palencia, Segovia y Soria). Este ha sido el premio que ha recompensado su duro trabajo.
En el momento en el que vio la nota, estaba junto a otros compañeros y profesores. Todos se alegraron. “Les hace ilusión conocer a alguien que ha sacado esa nota”, asegura Arribas. Y no es para menos. Saben el esfuerzo, la constancia y el sacrificio que hay tras ella. Le siguen llegando felicitaciones y peticiones de medios para entrevistar a uno de los alumnos estrella de Castilla y León.
Esto no solo ha sido un motivo de orgullo, sino también de tranquilidad al haber dejado atrás una de las etapas que somete a mayor presión a los jóvenes. Aún no sabe qué carrera estudiará. “Con esta nota, quizá podré hacer algo más”, asegura. Tenía pensado cursar un grado de Física. Pero su proyecto de futuro cambió hace dos días. Ahora se plantea la posibilidad de hacer el doble grado de Física y Matemáticas. Lo que sí que tiene claro es que no se distanciará demasiado de su zona de confort. Estudiará en una universidad próxima a Segovia: en Valladolid o Madrid.
A su familia no le preocupa lo que escoja. “Durante todo el curso han estado ahí, siempre tenían una palabra de ánimo y de suerte antes de los exámenes”, afirma. Como no podía ser de otra forma, le aconsejan que se decante por aquello que de verdad “le gusta”.
Estos años ha acumulado recuerdos de esos que marcan. Pero se quedaría con la graduación. Con ella puso punto y final a su andadura en el instituto. Y lo hizo por todo lo alto. Su media de Bachillerato es de 10, lo que le valió la Matrícula de Honor.
“En muchas ocasiones tuve que decir que no podía salir porque tenía que estudiar”, recuerda. Ese 13,99 esconde más de seis horas diarias de estudio para prepararse la prueba que le abría las puertas a la universidad. El camino no ha sido fácil. Y menos con una pandemia de por medio, “que supuso un gran impacto anímico”, en palabras de Arribas. Como él dice, “Bachillerato ha sido una lucha constante”. Él le ha ganado la batalla. No se rindió y ahora tiene en su mano la llave de su futuro.
