La violencia en Ucrania no cesa. Y es que ayer el Ejército de Kiev desplegado varias tropas, armamento y equipación en la frontera con Rusia y en varias zonas de la región de Slaviansk.
Así, una fuente del Ministerio de Defensa de Moscú valoró que los hechos «ilustran claramente» la agrupación militar que el Ejército ucraniano está realizando en varios barrios de Slaviansk, en la región de Donetsk, una de las ciudades tomadas por los rebeldes prorrusos.
De acuerdo a los datos que maneja el titular de ese departamento, el grupo estaría compuesto por más de 15.000 efectivos de las Fuerzas Armadas, más de 160 tanques, cerca de 230 vehículos de infantería de combate y varios dispositivos blindados, además de más de 150 rifles, lanzadores de minas y sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes.
De esta forma, cabe resaltar la diferencia de potencial militar entre las tropas de Kiev y los activistas. «Están armados solo con una pequeña cantidad de pistolas y escopetas», aseguraron, en referencia a los prorrusos.
Por otra parte, los rebeldes liberaron a uno de los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que retenían desde el pasado viernes, mientras que las facciones secesionistas de Donetsk tomaron una emisora de televisión para, según anunciaron, emitir su propia programación.
El observador liberado es un miembro de nacionalidad sueca que sufre diabetes, informó Stelle Jorosheva, una portavoz de los separatistas. «Por eso decidimos soltarle», explicó. Además, añadió que no tienen intención de dejar salir a más observadores, a los que acusa de ser «espías de la OTAN». Entre los retenidos hay, según las informaciones, cuatro alemanes, tres soldados y un intérprete, cinco militares ucranianos y tres soldados procedentes de la República Checa, Dinamarca y Polonia. Los separatistas piden intercambiarlos cinco por activistas encarcelados en Kiev.
Además, ocho de los retenidos fueron presentados ante la prensa por los separatistas, que están a las órdenes del autoproclamado alcalde de Slaviansk, Viacheslav Ponomariov.
«Somos huéspedes de Ponomariov, no somos prisioneros de guerra», aseveró uno de los cuatro alemanes, que aseguró que todos los miembros del equipo están bien y que desconocen las condiciones para su liberación.
«Dependemos de nuestros diplomáticos, que deben negociar con el alcalde», agregó el hombre, que se identificó como coronel del Ejército germano. «No tenemos ningún indicio de cuándo seremos enviados de vuelta a nuestros países de origen».
Los miembros de la OSCE capturados no forman parte de la misión de observadores diplomáticos que actualmente cuenta con 140 miembros en Ucrania, sino de una delegación que se encuentra bajo las órdenes del Ejército a invitación del Ejecutivo de Kiev.
Según explicaron fuentes oficiales alemanas, se trata de una misión de inspección que tiene como objetivo generar confianza y transparencia. «Para eso también es necesario enviar efectivos neutrales en nombre de la OSCE en las regiones en crisis», apuntaron.
