Desde que hace dos semanas el Gobierno de Viktor Yanukovich anunciase que no firmaría un acuerdo de asociación y libre comercio con la Unión Europea, en gran medida por las fuertes presiones sometidas desde Rusia, la oposición ucraniana ha exigido la dimisión del presidente, al considerar que está sometido a los mandatos de Moscú. Estas protestas se elevaron aún más el pasado jueves, cuando en Lituania se confirmó que Kiev no se asociaría con Bruselas, lo que echó a miles de personas a la calle para hacer más firme sus protestas, que a lo largo del pasado fin de semana se han incrementado, llegando a una situación «fuera de control», según señaló ayer el primer ministro del país, Nikolai Azarov.
«Las cosas han cambiado. Por una parte, no quitamos la culpa de las Fuerzas de Seguridad, pero, por otra, los políticos que están uniéndose a la acción ahora están radicalizando dramáticamente la situación». Así, según indicó, algunos partidos tienen «la ilusión» de que pueden derrocar al Ejecutivo e, incluso, según él, la oposición estaría diseñando un plan para tomar el Parlamento por la fuerza».
A pesar de todo, también agregó que ha dado instrucciones a la Policía de que no use la fuerza contra los manifestantes pacíficos y espera que los manifestantes dejen de recurrir a la provocación.
En este mismo sentido se manifestó Yanukovich, quien reclamó que las protestas antigubernamentales sean pacíficas y defendió que «una mala paz es mejor que una buena guerra».
El presidente insistió en que todas las partes deben cumplir con la ley durante las movilizaciones. «Cuando estamos diciendo que estamos construyendo un Estado democrático, una sociedad democrática, es importante que todos sus miembros observen la legislación», insistió.
«No importa si son representantes del Gobierno, agentes de los Cuerpos de Seguridad o participantes en las manifestaciones. Todos deben cumplir con las normas de nuestro país», agregó.
Para el mandatario, lo importante es que las protestas transcurran de forma pacífica. «Cualquier expresión de la voluntad, cualquier acción de los ciudadanos, confirma que toda persona tiene, no solo derecho, sin también la oportunidad de expresar su punto de vista», aseveró.
Además, con la intención de rebajar las críticas, Yanukovich y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, acordaron que Bruselas y Kiev celebrarán una reunión en la capital belga a un «nivel apropiado» para hablar del acuerdo de asociación y libre comercio rechazado por Ucrania, si bien el jefe del Ejecutivo comunitario avisó de que «no se renegociarán sus términos».
El dirigente de la exrepública soviética pidió que la CE reciba una delegación del país para discutir «algunos aspectos» del documento, ante lo que Barroso mostró su «disposición», pero descartó «reabrir ningún tipo de negociaciones».
Bloqueo
Mientras tanto, las violentas protestas continúan. Unos 1.000 manifestantes bloquearon el acceso a la principal oficina gubernamental en Kiev en respuesta al llamamiento de la oposición para una huelga general, tras lo que los congregados bloquearon la carretera de acceso al edificio gubernamental con macetas de flores, papeleras y contenedores, entre otros objetos. «Los empleados no pueden entrar en el edificio. Hay negociaciones en marcha con los manifestantes para permitir que los trabajadores entren», informó un portavoz gubernamental.
Los insurgentes centraron su protesta en el principal edificio del Gobierno en Kiev después de que la capital acogiese el pasado domingo la mayor manifestación en contra del Ejecutivo desde la época de la Revolución Naranja.
