El exjefe militar de ETA Francisco García Gaztelu, Txapote, fue condenado ayer en la Audiencia Nacional a 60 años de cárcel por ordenar en 2001 el asesinato del concejal de UPN en Leiza (Navarra) José Javier Múgica, que murió al explotar una bomba que había sido colocada bajo su furgoneta.
El tribunal sentencia al exlíder de la banda por los delitos de pertenencia a organización terrorista, en calidad de dirigente, asesinato, tenencia de explosivos y estragos terroristas, y fija una indemnización de 500.000 euros para la viuda del edil fallecido.
Se trata de la tercera pena para Txapote, sobre el que ya pesan 105 años de prisión por la muerte del socialista Fernando Buesa y su escolta en el año 2000 en Vitoria y otros 300 más a los que fue condenado por distintas causas, como los asesinatos de los concejales Miguel Ángel Blanco, Fernando Múgica y Gregorio Ordóñez, así como el atentado contra dos guardias civiles en Aragón.
En esta ocasión, la sala, que tuvo que repetir el juicio después de que la magistrada Ángela Murillo se abstuviera tras escucharse que llamaba «cabrones» a los acusados, inculpó también al etarra Juan Carlos Besance, al que impuso 58 años de cárcel, mientras que para Andoni Otegi y Óscar Celarain la pena fue de 50.
La sentencia sostiene que hasta febrero de 2001, cuando fue detenido en Francia, Txapote era el jefe del aparato militar de ETA y, por tanto, el encargado de trasmitir las órdenes, y que fue ese mes cuando mandó al comando Argala, formado por Otegi, Celarain y Besance, el asesinato de Múgica.
Recibidas las órdenes y el dinero para llevar a cabo el atentado, los tres etarras fabricaron el explosivo y fue Otegi quién colocó la bomba lapa en la furgoneta del concejal, mientras los otros dos realizaban labores de vigilancia.
Al oír la explosión, la viuda del edil se asomó al balcón de su casa y pudo ver cómo su esposo y el vehículo se encontraban ardiendo, como ella misma contó durante el juicio, en el que tras declarar aprovechó para mirar durante unos segundos y directamente a la cara a los acusados.
Por otro lado, la asociación de familiares de presos de ETA Etxerat abogó por construir «un futuro inclusivo» en el que «todos» se sientan «vencedores».
«Un escenario que supere definitivamente las raíces y consecuencias del conflicto que ha llevado a nuestros familiares y amigos a la cárcel o el exilio», señaló el grupo en un comunicado.
