Las revueltas contra el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, regresaron ayer al país, esta vez para protestar por el accidente en la mina de Soma, que el pasado martes se cobró la vida de al menos 282 personas.
Miles de ciudadanos salieron a las calles de las principales ciudades de la nación, aprovechando la convocatoria de un día de huelga por parte de los cuatro principales sindicatos, y acusaron al Gobierno, y especialmente al premier, de estar detrás de un «asesinato» auspiciado por las políticas emprendidas desde el Gabinete.
«Se ha dejado morir a cientos de nuestros hermanos en Soma desde el momento en que les obligan a trabajar en procesos de producción brutales para obtener los máximos beneficios», denunciaron las organizaciones. Por este motivo, pidieron a la «clase obrera» que vistiese de negro -el Gobierno declaró tres días de luto oficiales- y protestase en recuerdo de sus hermanos.
Cumpliendo con ese requerimiento, los turcos protagonizaron una masiva protesta contra el Ejecutivo y la empresa responsable de la explotación del yacimiento de carbón. La Policía utilizó gases lacrimógenos y mangueras para dispersar esas movilizaciones en Ankara y Estambul.
En el país ha habido muchos problemas en minas a causa del incumplimiento de las normas de seguridad o el uso de equipo anticuado. Por ello, el presidente, Abdullah Gül, prometió que se esclarecerán los motivos del siniestro.
«Las investigaciones comenzaron ya. Se llevarán a cabo con gran cuidado», garantizó. «Se hará todo lo necesario para que no tengamos que volver a sentir este dolor nunca más», agregó.
«Para 20 días»
Mientras tanto, los equipos de rescate desvelaron que 14 mineros lograron cobijarse en la única cámara de refugio disponible en el pozo y, una vez allí, compartieron por turnos las bombonas de oxígeno antes de fallecer.
Esta información volvió a poner de manifiesto las carencias de seguridad en los yacimientos. Más aún después de que el propietario de Soma, Alp Gürkan, asegurase, en una entrevista en 2013, que existían varios cobijos de ese tipo.
La cámara en cuestión, de cinco metros cuadrados, también demostró ser insuficiente, contradiciendo a Gürkan, que había asegurado que las que había en su mina permitían a los trabajadores que se refugiaran en ella, comieran y tuvieran oxígeno «para 20 días».
Mientras, la empresa operadora, Soma Holding, indicó que 450 empleados fueron rescatados de debajo de los escombros, de los cuales 80 se encuentran ingresados en el hospital con heridas de diversa consideración.
La firma confirmó la cifra de muertos dada por el Gobierno de 282. El ministro de Energía, Taner Yildiz, había apuntado el pasado miércoles que en el momento de la tragedia, el martes por la tarde, había 787 personas en la mina. De esta manera, continuaría sin esclarecerse la suerte corrida por 55 trabajadores.
