Con gesto abatido por el dolor y acompañada de un reducido grupo de familiares y amigos, la diseñadora Ágata Ruiz de la Prada dió ayer el último adios a su padre, el arquitecto Juan Manuel Ruiz de la Prada, que falleció el pasado lunes en la capital a los 88 años de edad.
Cumpliendo los deseos de la familia, los restos mortales del arquitecto fueron incinerados en el Crematorio Santa Teresa situado a cuatro kilómetros de la capital en un acto íntimo al que asistieron las hijas del finado. A las nueve de la mañana, los familiares de Ruiz de la Prada salían del crematorio con las cenizas del fallecido, y abandonaron con presteza las instalaciones para desplazarse a un lugar indeterminado, presumiblemente para completar la despedida a su ser querido.
Ruiz de la Prada (Madrid, 1927), gran coleccionista de arte, era hijo del arquitecto Manuel Ruiz de la Prada y Muñoz de Baena y padre de la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada.
Considerado como referente de la arquitectura residencial madrileña, también fue promotor y edificó para su entorno familiar tanto en Madrid como en la costa mediterránea.
Se tituló por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid en 1957 y su obra está principalmente en Madrid, aunque se extiende también por Barcelona, Tarragona, Jávea (Alicante), Valencia, Marbella (Málaga), Canarias o Ávila, según informa Europa Press.
Entre otros proyectos, es responsable de la Residencia de la Comisión Episcopal en Arturo Soria, así como de emblemáticos edificios de viviendas del Ensanche madrileño, como los de Velázquez 89, Zurbano 73, Ortega y Gasset, José Abascal 50 o General Martínez Campos 51.
Otros de sus proyectos más conocidos fueron la urbanización La Santa de Lanzarote, las piscinas Pinar Puente Viejo de Ávila, el edificio Castillo de Las Palmas, los hoteles Barranco Águila y MasPalomas en Gran Canaria o las casas Girod Pardo,
Prado Largo, Urgoiti y Herrero, todas ellas en la Comunidad de Madrid.
