La Gimnástica Segoviana, que se ha cansado esta temporada de perder partidos siendo mejor que el contrario y lanzando más a portería, tuvo la oportunidad de vivir el otro lado del fútbol, el del equipo que tiene como aliada a la suerte para terminar ganando los tres puntos. Ayer, sin ser mejor que el Atlético Bembibre, el conjunto azulgrana terminó ganando el encuentro con una inesperada solvencia, habida cuenta del sufrimiento que pasó durante 60 de los 90 minutos de partido.
Comenzó el choque con buenas noticias para los aficionados. Los Reyes Magos trajeron consigo la grada nueva, que ya pudieron ocupar los seguidores, un marcador nuevo que funcionó casi bien durante todo el partido, y un gol conseguido por Agustín culminando con la derecha una jugada en la que Javi de la Cruz se llevó todos los rechaces para terminar cediendo el balón al capitán de la Segoviana, que hizo el 1-0 cuando apenas se había ubicado toda la gente en sus asientos.
Y a partir de ese momento, minuto 7 de partido, se acabaron los regalos, al menos sobre el terreno de juego, porque el Bembibre empezó a adueñarse del partido, poniendo en evidencia las carencias de la Segoviana. Llamazares, que lo tenía complicado con el marcaje de Chus, se cambió de banda y con la ayuda de Recamán le hizo un roto tras otro a Rubén, dejando claro que el joven jugador azulgrana no es un especialista en el lateral zurdo. Así las ocasiones visitantes no tardaron en llegar, con varios envíos al área local que no encontraron rematador, pero que dejaban claro que la Segoviana lo iba a pasar mal si no era capaz de defenderse mejor.
Por primera vez en la temporada, al menos en los partidos de casa, a los locales no les duraba absolutamente nada el balón en los pies, y el equipo sufría en defensa ante un rival que usaba muy bien las bandas para terminar las jugadas por el centro. Puente tuvo la opción más clara de empatar, absolutamente solo ante Durán, pero el meta le adivinó la intención, y desvió lo justo su remate cercano para conseguir que el balón impactara con el palo en lugar de entrar en la portería. El portero azulgrana aún salvó al equipo en una segunda ocasión, tras un centro de Llamazares que Recamán remató de primeras, dificultado en su acción por Durán, que tapó todos los huecos.
Durante toda la primera parte los de Paco Maroto apenas sumaron acciones ofensivas de mérito, salvo el gol, una falta de Otero que se marchó fuera por poco, y una internada de Fran Dorado que sacó el portero David en el primer palo.
El paso por los vestuarios no mejoró el fútbol de la Segoviana, con Calleja y Ferrero muy desdibujados, Agustín prácticamente desaparecido, y tanto Otero como Fran Dorado muy desasistidos en las bandas. Recamán tuvo una nueva ocasión para empatar el partido, pero de nuevo Durán estuvo en su sitio poco antes de que a Simón Pérez, técnico del Atlético Bembibre, le entraran las prisas por empatar el choque (y por cuidar a alguno de sus jugadores tocados, como reconoció ante los medios después del partido) y realizara sus tres cambios prácticamente de manera consecutiva. Ello contribuyó a descolocar al conjunto berciano durante algunos minutos, los justos para que la Segoviana tomara aire, comenzara de nuevo a tocar el balón, y pusiera el 2-0 en el marcador tras una buena jugada ofensiva que finalizó con un gran centro de Otero al segundo palo, y un buen remate de Fran Dorado al fondo de las mallas. Sin duda lo peor había pasado para los azulgrana.
La salida de Roberto le otorgó al equipo local el aire fresco que venía necesitando en el centro del campo prácticamente desde el comienzo del partido. Al Bembibre empezó a pesarle todo, el marcador en contra, el cansancio tras el esfuerzo acumulado y la sensación de que perdía de manera injusta, y el choque comenzó a hacerse demasiado largo para el cuadro visitante, que perdió a Dani durante 10 minutos por una falta sobre De la Cruz en la que el lateral zurdo acabó haciéndose más daño que el mediapunta navero.
Apenas se recuperó el jugador del Bembibre, cayó lesionado el lateral derecho, Ministro, que ya no pudo seguir en el partido, por lo que a la Segoviana se la pusieron como se las ponían a Felipe II (¿o era a Fernando VII?) para jugar a placer y sentenciar su victoria con un tercer gol, obra de Roberto, aunque bien pudo haberlo conseguido antes Chema en una acción a balón parado. Los últimos minutos del encuentro habrían sobrado de no ser por el gran gol que logró Víctor Vega, que recortó a Segovia en la frontal y puso el balón en la escuadra. Fue un premio mínimo para un Bembibre que mereció más. Pero la Segoviana se ha pasado media temporada mereciéndose más en partidos que ha terminado perdiendo o empatando, así que vaya lo uno por lo otro.