Por más que una de las esencias de toda política antiterrorista es no negociar jamás con los criminales, resulta bien sabido que el Gobierno socialista nunca se ha sentido demasiado concernido por tal principio. Así lo demostró con ETA y así va camino de probarlo nuevamente con los terroristas somalíes que mantienen secuestrado desde hace más de un mes al pesquero Alakrana.
Sabedores de que, ante los escrúpulos del Ejecutivo a la hora de demostrar firmeza, ellos tienen la sartén por el mango, los corsarios, que en última instancia solo buscan todo el dinero posible, redoblaron ayer su chantaje y llevaron a tierra a tres de los 36 tripulantes bajo la amenaza de asesinarlos si no se entrega a sus dos compañeros que permanecen encarcelados en Madrid a la espera de que la Audiencia Nacional les juzgue por su participación en la captura del atunero vasco.
De hecho, es precisamente la retención de los dos corsarios la que ha llevado el contencioso a un callejón sin salida, tal y como puso de manifiesto el patrón del pesquero, Ricardo Blach, quien confirmó que los piratas han amenazado con matar a los dos gallegos y un vasco a los que separaron de sus compañeros y llevaron hasta la costa africana si en tres días no se libera a sus colegas de fechorías.
En una conversación telefónica mantenida con una emisora de radio, Blach explicó que «el asunto del dinero está solucionado», y que lo que quieren ahora los piratas «es que vengan esos dos» en referencia a los presos. El empresario detalló que la tripulación está «muy mal». «No contábamos con ello, nos amenazaban, nos amenazaban pero no llegaba el día, pero hoy -por ayer- llegó» el desembarco.
El patrón confirmó que disponen de comida suficiente, pero de agua no. «Somos mucha gente a bordo. Son 30 piratas y nosotros 36 y, aunque tratamos de no gastar tanta agua, a ellos les da igual. Creo que lo que prefieren es que se acabe cuanto antes para presionar más», especuló. Blach también informó de que ha habido «tiros» al palo de la proa y que incluso los piratas «tiraron dos bombas al agua». Por último, comentó que los secuestradores«andan drogados todo el día» y que se pelean entre ellos. «No sé lo que va a pasar», advirtió por último antes de urgir «al Gobierno español para que haga algo».
No tan melodramática se mostró la empresa armadora del buque, Echebastar S.A., quien manifestó su confianza en que el posible desembarco de tripulantes para ser entregados a las familias de los dos piratas detenidos sea «solo una maniobra» para forzar el pago del rescate.
Aún más tranquila se mostró la ministra de Defensa, Carme Chacón, quien, tras varios días sin aportar información alguna sobre la situación del Alakrana, declaraba ayer que el Gobierno conoce «exactamente dónde están» los tres tripulantes desembarcados y que «están bien». De igual modo, la socialista aseguró que el resto de la tripulación se encuentra «en buen estado» a bordo del barco.
La jefa de las Fuerzas Armadas insistió en que la consigna del Ejecutivo es «no poner en riesgo» a los marineros, y que «están abiertas todas las opciones», tanto en el plano político, como en el diplomático, de inteligencia y militar, para lograr una liberación que, con toda probabilidad acabará resolviéndose mediante el pago de un rescate multimillonario.
