Agentes del Equipo Mujer Menor (EMUME) de la Guardia Civil de Segovia detuvieron a tres personas e imputaron a otras cuatro como presuntas autoras de un delito de posesión y distribución de pornografía infantil a través de internet, en el marco de la operación ‘Durero’.
Los detenidos, todos hombres de nacionalidad española, son J.J.A.A .M., de 49 años y vecino de Segovia; M.J.P.R., de 44 años y vecino de Parla (Madrid); y J.C.B., de 23, vecino de Sevilla.
Los imputados son L.R.M., de 47 años, vecino de Bilbao; F.L.R.E., de 57, vecino de Ciudad Real; J.L.C.S., de 62, vecino de Viladecans (Barcelona); y J.A.T.M., de 66, vecino de Madrid.
La Operación Durero se inició en Segovia en noviembre de 2012, con el registro del domicilio de J.J.A.M, según informaron fuentes de la Subdelegación de Gobierno en Segovia. La Guardia Civil tuvo conocimiento de que esta persona pudiera estar compartiendo vídeos a través de un programa de intercambio de archivos por internet, en los que se apreciaban abusos, vejaciones y violaciones a menores de edad.
Con autorización del Juzgado de Instrucción nº 6 de Segovia, se efectuó un registro de su vivienda y se analizó el contenido de un ordenador de su propiedad en el que se halló distinto material pedófilo en varios discos duros.
Una vez analizado el material incautado, los agentes del EMUME de Segovia efectuaron un rastreo en la red, localizando a otros seis usuarios más de este tipo de redes de intercambio P2P en distintas provincias españolas.Tras ser encontrados los domicilios desde los que se descargaban esos archivos, se procedió a su registro (en Madrid, Bilbao, Barcelona, Ciudad Real y Sevilla) y se intervino numeroso material informático.
Uno de los detenidos, presunto usuario de esta red de intercambio, J.C.B., vecino de Sevilla, tenía acreditadas 2.400 descargas de archivos y en su domicilio se encontraron dos discos duros que contenían más de dos Terabytes de archivos pedófilos.
La pedofilia es la atracción sexual que una persona adulta siente por los niños, aunque no abuse de ellos, lo que le lleva a consumir este tipo de contenidos. “La importancia de atajar estas conductas, ya de por sí delictivas, estriba en que éstas pueden derivar en la pederastia, es decir, el abuso sexual propiamente dicho, cometido con menores”, indicaron las mismas fuentes. La posesión y distribución de pornografía infantil está castigada por el Código Penal con una pena de uno a cinco años de prisión.
Los usuarios de contenidos pedófilos descargan y comparten fotos y vídeos en los que participan niños y que contienen “auténticas aberraciones, bien por la corta edad de los protagonistas o por el tipo de prácticas que muestran”, explicaron.
