36 números digitales mensuales y 2 anuarios impresos
El primer número de la Revista Digital enraiza2 llegó al público en abril del 2016 bajo el título Tradición y Vanguardia, un lema convertido en máxima en cada uno de los treinta y cinco números posteriores, puesto que entre los objetivos de la cabecera han figurado el de trasladar hasta los lectores la confluencia entre las agendas periodística, institucional, social y festiva, trayendo a su vez hasta el presente el trabajo de archivo y las investigaciones locales sobre temáticas apenas presentes en la bibliografía especializada. Por ello, a lo largo de tres años, y en cada número mensual, se ha insistido en visibilizar tanto los proyectos e iniciativas puestas en marcha por el Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana, como el calendario festivo-religioso y las actividades organizadas en la provincia por la sociedad civil, además de la literatura académica a través de artículos de investigación firmados por especialistas en la materia. De esta forma, más de 50 firmas —entre colaboradores e investigadores de distintas disciplinas de las ciencias sociales— han logrado mostrar los resultados de sus apuestas, posicionando a Segovia entre los primeros puestos de las publicaciones especializadas en la Cultura Tradicional/Patrimonio Cultural Inmaterial.
Contenidos y portadas para la historia
En el propio recorrido visual de las portadas de los treinta y seis números publicados, —web www.institutogonzalezherrero.es/numeros-enraiza2—, los lectores pueden percibir el interés de esta cabecera dedicada a la Divulgación e Investigación por sacar a la luz los grandes temas identificativos del Patrimonio Cultural Inmaterial Segoviano —como la Fiesta de Santa Águeda de Zamarramala, el Carnaval de Arcones, la romería de la Virgen del Henar o la procesión del Niño de la Bola —ambas en Cuéllar—, además de las danzas de palos o la pandereta y el almirez —como instrumentos olvidados en el baile tradicional segoviano—, junto a otros hechos y eventos significativos que deberán ser recordados, como el abrazo entre Agapito Marazuela e Ismael Peña —gracias a la fotografía fechada hacia 1973 y proporcionada por el propio Ismael Peña—, o el “apretón de manos” entre los músicos Luis Martín y Jaime Lafuente en el Folk Segovia del 2017, que dejaba constancia del paso a la nueva dirección del festival tras más de tres décadas de dedicación ininterrumpida.
Otra portada no menos importante, la Plaza del Azoguejo —espacio compartido por los segovianos en sus conversaciones cotidianas y paseos diarios de un lado al otro de la ciudad—, como escenario elegido para un reto colectivo conseguido, el “Récord Guinnes: una jota por el autismo”, que promovido por un colectivo de la sociedad civil —Asociación de Autismo de Segovia— logró congregar en abril del 2017 a más de setecientas cincuenta personas en torno al baile, la danza y la indumentaria tradicional, demostrando una “unión ciudadana” posible en torno a la Tradición, signo de las ricas y variadas manifestaciones que aún se conservan en la provincia de Segovia. No se deben ni se pueden dejar de mencionar dos portadas más creadas a partir de tomas fotográficas que se custodian en instituciones —Diputación de Segovia e IPCE, respectivamente—, y que se fechan un siglo atrás, dedicadas a recordar la visita a la ciudad de Segovia en 1916 de la Infanta Isabel de Borbón “La Chata” con motivo de su nombramiento como Alcaldesa Honoraria de la ciudad, o el ya desaparecido oficio de pavero, plasmado en la obra gráfica del fotógrafo alemán Otto Wunderlich, quien visitó la capital y la provincia a lo largo de la década de 1920-30.
Entre los contenidos merecedores de reconocimiento, mencionar todos y cada uno de los artículos divulgativos y de investigación publicados, solicitados a más de cincuenta firmas expertas, vinculadas profesionalmente a las ciencias sociales, y llegadas por lo tanto desde la Historia, la Antropología, la Arqueología, la Musicología, el Periodismo… Esta red de colaboradores viene a confirmar su interés personal y el de sus lectores, por documentar y dar a conocer prácticas y saberes en relación a oficios, ritos… y valorar en su justa medida el legado transmitido oralmente o a través de documentos eclesiásticos y civiles que nos explican las formas de vida y de pensamiento del pasado que aún sobrevuelan sobre nosotros y nuestros recuerdos.
Función y valor de enraiza2
En el intento de plasmar el esfuerzo de selección y recopilación de informaciones y temáticas para la Revista Digital enraiza2, retomo las palabras de Santiago Gómez, quien firmó el artículo divulgativo “El valor de enraiza2 un año y doce números después” (Nº 13. Abril 2017, al cumplirse el primer año de la cabecera), afirmando que “el valor mayor de enraiza2 y de toda herramienta de profundización en lo que somos es que invite a crearnos problemas”. Con esta idea aludía a que “con la transformación de la realidad acontecida en el transcurso de las últimas generaciones ha sido de una magnitud inimaginable en ningún otro período histórico. Muchos elementos tradicionales han perdido su función y en la vorágine del cambio, la pérdida de memoria está arrasando con todo, incluso con aquéllos que podrían mantener su vigencia, porque su función podría seguir resultando útil: cohesión de grupo; autoestima; dominio de saberes, recursos, herramientas, técnicas, oficios previos a la división industrial del trabajo; comunión con la tierra… No hablo solo de memoria histórica entendida como sucesión de acontecimientos o museo de cachivaches; me refiero a la comprensión de los modos en que nuestros antepasados se manejaron, con toda su vulnerabilidad y en toda su complejidad, en circunstancias para nosotros, aquí y hoy, inasumibles”.
De igual forma, puesto que en sus palabras encuentro la reflexión a mis criterios de selección temática mensual de estos tres años, cito a su vez a Honorio M. Velasco, Catedrático emérito de Antropología Social y Cultural de la UNED, y autor del artículo de investigación dedicado a esta revista, publicado en el Nº 25. Abril 2018 con el título de “enraiza2. El papel de una revista de cultura tradicional en la era digital”, al cumplirse su segundo aniversario: “en ese gran contexto se sitúa enraiza2 como revista especializada en formato digital pero también ocasionalmente impreso. En cierto modo el formato digital pareciera cuanto menos extraño para un contenido tradicional, pero como planteamiento apenas tiene recorrido si se considera que la cultura no cabe pensarla como una entidad que permanece inalterada en el tiempo ni configurada para resistir a los cambios ni prefigurada para ser expresada en un tipo fijo de medio. La cultura tradicional era multimedia —como diríamos ahora— antes de que los media modernos se hubieran hecho imprescindibles. Otra cuestión más importante es si en este formato digital la cultura tradicional encuentra formas de presentación y de representación suficientemente expresivas. La respuesta es positiva, siempre que se reconozca que lo hace de forma incompleta. Pues la cultura tradicional es aún mucho más. Como experiencia, como vivencia es mucho más. Incluso como memoria, como hábito antes instalado y luego abandonado o despojado o como nostalgia, como recuerdo activado o simplemente mentado es mucho más”.
