Impresiona la rotundidad con la que Iñaki Viar (Bilbao, 1947), ex miembro de ETA, de la que se desvinculó a partir de la amnistía de 1977, asegura en el patio de la prisión provincial de Segovia —hoy el centro municipal de creación La Cárcel— que, al poco de estar preso en este centro penitenciario, “el nacionalismo se me cayó como ideología”.
Iñaki Viar, conocido entonces como ‘Txato’, psiquiatra y psicoanalista (terminó la carrera de Medicina cuando estaba preso en Segovia), es uno de los principales protagonistas de ‘Traidores’, el documental dirigido por su hijo Jon que se presentó en octubre en Valladolid, en la Seminci, donde no dejó indiferente a nadie. El próximo día 26 de este mes de marzo está previsto su estreno comercial.
Cuando apenas era un niño de ocho años, Jon descubrió el pasado de su padre. Hijo, nieto y bisnieto de nacionalistas vascos, Iñaki fue detenido en 1969 por la brigada político social y juzgado junto a Teo Uriarte y Mario Onaindía en el proceso de Burgos. Poco después organizó el primer intento de la conocida como ‘fuga de Segovia’, fracasada por la intervención del infiltrado Mikel Lejarza ‘Lobo’ y, finalmente, en 1977, recuperó la libertad.
Además de los dos miembros de la familia Viar, padre e hijo, en el documental intervienen el antropológo Mikel Azurmendi, el poeta y ensayista Jon Juaristi; Teo Uriarte, exmiembro de ETA y uno de los fundadores de Euskadiko Ezkerra; el periodista Ander Landaburu, el director de cine Javier Elorrieta y el analista Lucas Gortazar, especialista en políticas educativas.
Sentado en el patio de La Cárcel, Iñaki cuenta en la película que, al poco tiempo de estar en la cárcel, “estaba con compañeros de toda España: andaluces, madrileños, catalanes…, en su mayoría del PCE o sindicalistas y en algún momento me di cuenta de que yo era igual que ellos o, mejor dicho, que la idea de que yo era distinto o diferente al resto de los españoles, como me habían transmitido toda la vida en el discurso familiar y en el contexto en el que viví era absolutamente estúpida, que distintos o diferentes era el nombre elegante de la xenofobia. Lo supe muy bien y para siempre”.
Por su parte, el director ha comentado, en un encuentro organizado por la Universidad Europea, de la que fue alumno, que esta película se puede encuadrar dentro del género casi de la auto ficción: “es un mecanismo narrativo que nos permite deslizarnos por un trauma, una herida dramática insoportable para hacerla soportable”.
“Yo era un niño que vivió el terrorismo, la violencia y los discursos de odio que formaban parte del paisaje cotidiano”, comenta, al tiempo que revela que “lo que más me sorprendía entonces era que para muchas personas mi padre era un traidor. Yo era un niño y no era capaz de comprender del todo lo que era una dictadura o una democracia, lo que veía es que había una banda de asesinos que mataba a gente”.
‘Traidores’ cuenta la persecución que su progenitor y otros tantos exetarras sufrieron porque renegaron de la violencia. Un contexto al que pocos se enfrentaron, quizás por una “lógica cobardía moral”, señala Viar, que cita al escritor y periodista José María Calleja “hay que mantener siempre la dignidad por encima del miedo” porque finalmente “los artistas tenemos la obligación de no ser esclavos de nuestros contextos sino testigos de nuestros tiempos”.
