El Barcelona venció ayer al Getafe, superior en la primera parte, gracias a la salida providencial de Lionel Messi en el segundo período, cuando el delantero aplacó su rabia procedente de Argentina con una actuación sobresaliente, que acabó con las esperanzas madrileñas de mantener el liderato.
Los partidos internacionales parecieron dejar exhaustos a varios de los jugadores visitantes. Por ello, Pep Guardiola optó por dejar en el banquillo a Messi, Dani Alves y Thierry Henry. También empezó ahí Andrés Iniesta, que regresaba a los campos tras tres meses de inactividad.
Con Jeffren, Pedro y el ucraniano Chygrynskiy sobre el césped, la escuadra azulgrana intentó aplicar desde el pitido inicial la doctrina clásica de su técnico, basada en el toque, la contención y la posesión del balón. En los 45 minutos iniciales, estas consignas no sirvieron de mucho. Los locales, bien plantados, no renunciaron a hacer daño con los contragolpes.
Míchel sorprendió con Adrián González en la medular. Todos esperaban a Javier Casquero, pero el canterano del Real Madrid se hizo con un puesto en las labores de organización. No defraudó y cuajó una actuación más que correcta.
Con las mismas armas que en Santander, a excepción de Juan Albín y Pedro León, el Getafe metió mucho miedo a su rival. Dos tiros a los palos, uno de Roberto Soldado y otro del propio Albín, a punto estuvieron de poner el encuentro cuesta arriba para el Barcelona.
Ambas ocasiones fueron las más relevantes antes del cierre del primer acto. Eso sí, también lo intentó Pedro León con un disparo envenenado que paró Valdés.
El combinado ‘culé’ no estaba cómodo, y apenas inquietaba en ataque. Solo Ibrahimovic asustó al oponente, y de pura casualidad, gracias a un fallo ajeno.
A tres minutos del descanso, el sueco no aprovechó un mano a mano ante Ustari tras un error en el despeje de ‘Cata’ Díaz. El guardameta argentino adivinó las intenciones del ariete.
En la reanudación, Míchel adelantó las líneas de su bloque y presentó una propuesta más atrevida. La nueva táctica convirtió el partido en un duelo de ida y vuelta, en el que el Barcelona tenía más cosas que ganar y menos que perder. Entonces, Guardiola sacó a su artillería pesada: Messi e Iniesta.
La presencia de ambos imponía respeto. Del primero, dicen que está afectado mentalmente por la mala trayectoria de su selección. Del segundo, que se encuentra bajo de forma. De cualquier modo, el Barça mejoró con ellos en el campo.
De hecho, llegó el 0-1. Una pelota que Messi abrió a la izquierda hacia Abidal terminó llegándole a Ibrahimovic, que empujó el esférico a la red.
El jarro de agua fría sentó muy mal al Getafe, que perdió todo el empuje de la primera parte. Los pupilos de Míchel se agazaparon en su área con la única esperanza de agarrar un contragolpe salvador. Al ver que el plan no funcionaba, intentaron dominar la pelota. La receta no surtió efecto y Leo Messi acabó matando el choque.
El sudamericano comenzó una jugada en el centro del campo, esquivó a dos rivales, y lanzó la bola a la izquierda hacia Ibrahimovic. El sueco puso la pelota en la cabeza de Messi, que anotó el 0-2 y acabó con cualquier esperanza de remontada ‘azulona’.
A partir de ahí, el Barça se limitó a evitar riesgos para cerrar así su victoria.
