javier martín / segovia
Desde que la selección española consiguiera ganar la Eurocopa de 2008, su capacidad de convocatoria ha aumentado de manera muy significativa. Cierto es que tradicionalmente todo el país sigue con mucha atención el devenir del combinado nacional, pero de dos años hasta hoy, la proliferación de banderas, bufandas, gorros y camisetas de España refleja fielmente la confianza que tiene el aficionado español en el buen hacer de su selección.
Ayer, la plaza Mayor fue un hervidero de personas de todas las edades, niños con sus padres, jóvenes con la cara pintada y personas de mediana edad bien acomodadas en las terrazas, que a las ocho y media de la tarde fijaron su vista en la pantalla gigante instalada por el Ayuntamiento de Segovia y se dispusieron a vibrar con el encuentro que la selección española jugó ante Honduras.
Las banderas (incluida una bien grande de Honduras) se contaban por cientos, como las camisetas, de Casillas, de Torres, de ¡Albiol!, como las caras pintadas con los colores de la bandera nacional… Todas las miradas estaban fijas en la televisión, y había muchas ganas de animar con el producto “estrella” del Mundial, las vuvuzelas, aunque no faltaron las más tradicionales trompetas. Pero nada pudo sofocar los cientos de voces que gritaron el gol de Villa cuando la primera parte aún no había llegado al minuto 20.
En la plaza se juntaron los optimistas que pensaban en una fuerte goleada a los hondureños, con los pesimistas que pedían un segundo gol cuanto antes para no pasar apuros, y con aquellos a los que el partido les daba más o menos lo mismo y lo único que querían era tomarse una cerveza aprovechando el buen tiempo. Y entre ellos, un aficionado con una camiseta de Brasil, y otro con una bufanda de Argelia. Que en el Mundial caben todos, y en Segovia también. Incluso no faltaron algunos tontos con más ganas de dar la nota que de seguir el partido. Afortunadamente fueron los menos.
Con la llegada del descanso comenzó un desplazamiento “cuasi” masivo hacia los bares y restaurantes, que volvieron a quedarse casi vacíos quince minutos más tarde, cuando dio comienzo la segunda parte. El 2-0 volvió a llevar la alegría a los aficionados, que poco más tarde se emocionaron pensando en el ‘hat trick’ de Villa. Pero el asturiano falló el lanzamiento del penalti, y un gran lamento salió de las gargantas de los congregados.
El paso de los minutos hizo que el encuentro fuera bajando en cuanto a intensidad, pero no hizo que los segovianos abandonaran la plaza. La posibilidad del tercer gol español, junto con algún que otro acercamiento hondureño a la portería de Casillas, hizo que el partido continuara teniendo atractivo para los aficionados, que acabaron contentos por la victoria española. Pero no fueron pocos quienes abandonaron la plaza Mayor pensando en el penalti de Villa, en las dos ocasiones de Torres, en el remate que Cesc que sacó un defensa de la raya, en el lanzamiento al larguero de la primera parte… en definitiva, en que España ganó, pero que pudo haber goleado. Pese a ello, hubo buenas caras al final del partido.
