Este viernes la Asamblea de Ceuta declaraba a Santiago Abascal persona non grata a iniciativa del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC), con el apoyo del PSOE y Caballas sumando diez votos y la abstención de dos diputados no adscritos ex de Vox y del PP.
Dicha iniciativa surge en manos de Fatima Hamed, portavoz principal del grupo MDyC con estrechos vínculos con los Hermanos Musulmanes, cuyo objetivo es la expansión del islamismo o islam político a través de movimientos sociales vinculados a organizaciones comunitarias y benéficas que utilizan como excusa para su proyecto y poder presentarse y competir en las elecciones. Lo hacen buscando la victoria política desde la base, a partir del desarrollo de una labor social y de la actuación en espacios donde los Gobiernos no han sido capaces de llegar y donde las necesidades de la población no se han cubierto, pero esconden la radicalidad de sus creencias, cuyo principal objetivo es la instauración de una ley sharía y una Europa islamista.
Y lo hace quien el 25 de julio de 2014 en la plaza de los Reyes de Ceuta decía que: “Los judíos dicen que son el pueblo elegido, pero juro por Dios que nos vais a temer hasta el día del juicio final”. Unas manifestaciones que muchos tampoco critican cuando es contra los cristianos, pero ponen el grito en el cielo cuando se cuestiona levemente al islam.
Mientras tanto, el silencio cómplice del PP, que una vez más se pone de perfil y denota la tibieza con la que viene actuando desde la etapa de Rajoy y cuyo discurso se ha endurecido desde la presentación de la moción de censura a Sánchez por parte de VOX, llegando al insulto personal de Casado a Abascal. El PP, de facto, se sitúa dentro del cordón sanitario contra VOX.
Pero es que el PP de Ceuta en manos de Juan Jesús Vivas, alcalde desde 2003, curiosamente declaró al compañero de Fatima Hamed, al Sr Mohamed Alí, persona non grata por ser promarroquí, y ahora se lava las manos en un acto de cobardía e hipocresía sin precedentes.
Pero la declaración de Abascal como persona non grata en Ceuta, es no conocer quién es Santiago Abascal Conde.
El líder de VOX pertenece a una saga familiar perseguida por el terrorismo, su abuelo, Manuel Abascal Pardo, fue alcalde de Amurrio durante el franquismo, y su padre, Santiago Abascal Escuza, fue símbolo del PP alavés de la resistencia frente al acoso y la presión terrorista desde que la democracia diera sus primeros pasos; y él, con 23 años, fue elegido concejal de Llodio en 1999, donde el día que fue a recoger su acta fue rodeado, escupido, insultado y empujado por los cachorros de ETA y sus simpatizantes al grito de “hijos de puta, vais a morir, cabrones, fascistas”.
Años después, en diciembre de 2013, nace VOX como esperanza para todos aquellos que se quedaron sin voz en las instituciones ante la deriva progresista de Rajoy y un PP sin identidad.
Y desde el inicio Santiago ha sido un líder firme, sin complejos y con una defensa a ultranza de la unidad de España, la familia y la vida. Alguien quien ha defendido sus ideales, valores y principios subido a una caja de frutas con megáfono en mano para dar un mitin, seguido por 9 personas entre la indiferencia de los transeúntes, y que hoy lo hace antes miles de personas sin cambiar una coma de su discurso del de entonces al de ahora, merece un monumento. Hoy todos somos Abascal.
(*) Diputado nacional de VOX por Segovia.
