Sus amigos aún la lloran, sus seguidores todavía la extrañan y la música no se acostumbra a su silencio… Por eso, cantantes y conocidos de Chavela Vargas se reúnen hoy para homenajear a la artista en un concierto en Ciudad de México con el que se recordará el primer aniversario de la muerte de La Chamana.
La Negra Chagra decía que el recuerdo de la dama del poncho rojo, como la inmortalizó Joaquín Sabina en su canción Por el boulevard de los sueños rotos, «todavía duele».
«Volver acá y saber que ya no la voy a ver me ha dado una profunda angustia, pero vengo a un homenaje para estar juntos y con otros en el dolor, que es distinto que cuando yo estaba en Argentina y estaba sola», agregó muy emocionada la cantante. «A Chavela Vargas se le extraña todavía y mucho, por como ella era y por el gran legado que nos dejó», matizaba a su lado el cantautor Edgar Oceransky. María Cortina, biógrafa de Vargas y compañera fiel de la cantante hasta el final de sus días, aclaró que el espectáculo no será un homenaje luctuoso sino «una celebración».
Chavela Vargas Lizano falleció hoy hace un año a los 93, debido a una insuficiencia respiratoria en un hospital de la ciudad mexicana de Cuernavaca.
La cantante enfermó en España, país al que viajó a principios de julio del año pasado para ofrecer un recital en el que promocionó su último trabajo discográfico, La luna grande, con el que rindió un sentido homenaje a su admirado poeta Federico García Lorca.
Pocos días después de que su estado de salud recayera, fue trasladada a petición suya a México y murió donde quería, cerca del poblado de Tepoztlán, donde vivió sus últimos años al lado del cerro del Chalchi, al que afirmaba le contaba sus íntimos secretos y le recitaba poemas.
Vargas nació en Costa Rica el 17 de noviembre de 1919, pero tenía la nacionalidad mexicana, país donde forjó una importante trayectoria musical. En ese Estado fue cocinera, chófer, costurera y vendedora de ropa de niños hasta que a los 30 inició su vida artística, a pesar de que sus conocidos en el medio le decían que «cantaba horrible». Fue amiga cercana del cantante y compositor José Alfredo Jiménez y juntos formaron una leyenda de parrandas, borracheras y amoríos.
La artista se distinguió en su época por el aspecto varonil que adoptó: llevaba pistola en la cintura, bebía y enamoraba a mujeres a la par que a sus compañeros masculinos de desenfrenos. Era una de las últimas figuras del ámbito cultural vivas en México que también fue amiga íntima de la pareja de artistas Diego Rivera y Frida Kahlo, de quien en vida aseguró «llenó parte de su vida y su amor».
«Si llevaba una pistola al cinto o no me parece un gesto divertido. Ella se permitió muchas libertades y, en ese sentido, siendo mujer, yo creo que tiene doble mérito», comentaba la artista española Inma Serrano, que participa en el homenaje.
«Desde un punto de vista artístico, alguien que cantaba lo que cantaba, que compuso lo que compuso, tenía que ser una persona bien libre, bien fuerte, en todo los ámbitos de su vida», agregó la música, que consideró asimismo que, aunque habrá gente joven que no conoció a Vargas en vida, ni sus canciones, «quien la tenga que descubrir, lo hará de un modo natural, no de una forma frívola o accidental».
Inma también destacó «el espíritu de lucha, de agradecimiento de vida y de respeto al prójimo que predicaba» Vargas.
El bailaor de flamenco Rafael Amargo, además de actuar en el escenario, presentará un tráiler de la película Amor Amago, el último testimonio fílmico de Vargas. Dentro de los homenajes a la cantante que se han planteado en el país que le acogió, desde hace una semana también empezó a circular en México una participación de lotería que lleva impreso la imagen de la intérprete de Macorina.
«Todo lo que cantó, lo cantó en primera persona, con compromiso, de una manera arriesgada y logrando que nadie se quedara impasible cuando la escuchaba», comentó Serrano, que la conoció en Madrid en 1992 y en quien se percibe el respeto por esa «mujer arrolladora» que se hizo íntima de Almodóvar.
Su grandísima capacidad para emocionar y esa voz rasgada que emanaba de su interior más atormentado hicieron de Chavela Vargas una cantante única a la que nadie ha podido suceder. Su personalidad ya hizo el resto: «Me tomé 45.000 litros de tequila y aún puedo donar mi hígado», presumía la mexicana a la que la pelona vino a buscar hace 365 tristes días.
