La crisis nuclear que se vive en Japón tras el terremoto del pasado viernes ha reavivado la polémica sobre las centrales atómicas nacionales. En las últimas horas se han oído todas las posturas que caben sobre esta energía que en España proporcionó en 2010 el 20,21por ciento de toda la electricidad generada, según datos del Foro de la Industria Nuclear Española.
Así, el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, Luis Suárez afirmó ayer a través de una nota informativa que «las nueve centrales nucleares que funcionan en España no están situadas en las zonas de riesgo sísmico peninsular» y que «no se ha producido ningún terremoto de magnitud seis o mayor en las áreas en las que están ubicadas», añadió.
Además, el territorio nacional «se localiza en una zona de actividad sísmica moderada», puntualizó Suárez. Aún así, ante la posibilidad de prolongar la vida útil de los complejos atómicos, el científico aboga por «actualizar y renovar» los estudios geológicos, sísmicos y de posibles fallas activas, ya que «actualmente contamos con tecnologías más precisas para evaluar la posibilidad de temblores de tierra de una zona determinada».
Por su parte, los principales partidos políticos manifestaron opiniones dispares sobre la energía nuclear y, así, mientras el PSOE defendió que no es el momento de abrir el debate sobre este asunto, el PP destacó que solo aceptaría nuevas centrales si lo avalan los técnicos, y IU aprovechó la coyuntura para pedir un calendario de cierre de las mismas.
El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, afirmó que los complejos atómicos de España son seguros y estimó que no tiene que haber ningún temor ni preocupación por parte de la población.
Las ONG volvieron a reiterar su rechazo rotundo a esta energía que, a juicio de Amigos de la Tierra, supone «un peligro innecesario» y, según la Fundación Equo,tendría que haber un plan de cierre de las 10 plantas que hay en España.
En el panorama europeo, la canciller alemana, Angela Merkel, dejó ayer en suspenso su recién aprobada prolongación del funcionamiento de las 17 centrales nucleares del país, en plena alarma por la situación de los reactores japoneses. Además, Suiza anunció la suspensión de licencias para la construcción de nuevas plantas y Finlandia revisará la normativa nuclear.
El Gobierno germano dio marcha atrás a su plan de prolongar la vida de las plantas atómicas, en virtud de una moratoria de tres meses, lo que en la práctica implicaría la desconexión inmediata de los dos reactores más antiguos. Se trata de un período «durante el cual se analizará la nueva situación de seguridad a la luz de lo ocurrido en Japón», indicó Merkel, quien hizo hincapié en las «imágenes apocalípticas», tanto en lo que respecta al seísmo y posterior tsunami, como a los fallos en sus centrales.
Alemania «no es susceptible de verse sacudida por tales terremotos ni inundaciones», añadió, pero lo ocurrido en un país «muy desarrollado y con altos estándares de seguridad obliga a reflexionar al resto del mundo», al que la canciller invitó a obrar en consecuencia.
