Cuando VOX presentó una moción de censura en octubre de 2020 no fue por casualidad. Tampoco lo fue, como dijo Casado en su discurso. contra el PP. No, fue una moción contra Sánchez y la legitimidad de su gobierno, que había llegado a lomos de la mentira, pactando con todos aquellos que dijo que nunca lo haría, mintiendo a todos los españoles y, lo peor, a sus votantes.
El Jueves en el Congreso se produjo el mayor ataque perpetrado contra nuestra democracia, un golpe institucional, un golpe al estado de derecho y a nuestra Constitución. Lo vivido este jueves en el Parlamento es de extrema gravedad, y las palabras vertidas por los portavoces de la izquierda manifestando que se estaba dando un golpe de estado parecido al de 1981, esta vez con togas y no con tricornios, suponen un ataque al poder judicial nunca visto en nuestra democracia. Estos ataques son más propios de dictaduras chavistas y bolivarianas, que son el espejo de esta izquierda radical que hoy nos gobierna, y que lamentablemente nos quieren imponer.
La impunidad por parte de los portavoces de la izquierda en denominar como golpistas a los magistrados es un ejercicio intolerable de presión a los tribunales que demuestra la verdadera cara, ya sin máscara, si es que alguna vez la tuvieron, de las verdaderas intenciones de la izquierda en España.
Al igual que han conseguido (de momento) modificar el código penal para eliminar el delito de sedición y rebajar el de malversación, e incluir en dos enmiendas (que nada tenían que ver con la proposición de ley) el nombramiento de los miembros del CGPJ, asaltando nuestro estado derecho y el Constitucional, son capaces ahora mismo de cualquier cosa para mantenerse en el poder.
Por eso, mucho me temo, que apostar nuestra esperanza a unas elecciones generales para provocar un cambio de Gobierno, y por ende, un cambio de rumbo, sería una irresponsabilidad. No porque no creamos en el pueblo español y en su soberanía a la hora de votar, no, sino que este Gobierno tiene un plan, y todo pasa por perpetuarse en el poder a cualquier precio y como sea.
Porque, ¿quién te dice que no pueda modificar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) para ampliar el mandato de Sánchez?, ¿quién te dice que no puedan modificar cualquier otra ley que les permita mantenerse en el poder?
Todo, absolutamente todo lo que está haciendo este gobierno, está planeado.
Cuando Sánchez pactó con Podemos a las 48 horas de las elecciones generales de 2019, con las concesiones a separatistas y secesionistas, así como el blanqueamiento a los herederos de ETA, sabía de antemano lo que estaba haciendo y cuál era su objetivo. Radicalizar el socialismo, normalizarlo y copiar las ideas de la izquierda iberoamericana del Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo, que le permitan perpetuarse en el poder a cualquier precio. Créanme, Sánchez hará cualquier cosa.
Por eso, ahora, más que nunca, urge presentar una moción de censura y utilizar este instrumento constitucional (todo sea que también lo cambien) y conseguir que 176 valientes apoyen una moción que consiga echar a Sánchez del poder y revertir el daño institucional, social y económico que está generando.
VOX lo tiene claro y espera, más pronto que tarde, conseguir un candidato de consenso, presentar la moción de censura y remover, si es posible, aquellas conciencias que no están tan contaminadas por el sanchismo para recuperar nuestra democracia. Es el momento. Ahora o nunca.
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(*) Diputado Nacional de VOX por Segovia.
