Hace seis años, los futbolistas de la Gimnástica Segoviana Roberto Álvarez y Ricardo de Andrés, apostaron por crear un Campus de Fútbol con el que poder trasladar sus conocimientos a los chicos que quisieran pasar unas primeras semanas de verano jugando al fútbol. Las incertidumbres de los primeros momentos dieron paso a la satisfacción de comprobar la gran aceptación que tuvo la iniciativa desde el primer momento. Hoy, seis años después de aquella primera idea, Roberto y Ricardo han colgado las botas, pero siguen teniendo las mismas ganas de enseñar a los chavales todos los entresijos del fútbol.
Con el Nivel III de entrenador bajo el brazo, tanto es así que Ricardo dirigirá la próxima temporada a la Gimnástica Segoviana en la Nacional Juvenil, los segovianos han visto cómo su Campus se ha convertido en una de las referencias, tanto por la calidad de los monitores, como por la amplia participación, con cerca de un centenar de deportistas con edades comprendidas desde los 4 a los 16 años que desde las nueve de la mañana a las dos de la tarde disfrutan, y aprenden, tanto en los campos de fútbol de Nueva Segovia como en las salas anexas al pabellón Pedro Delgado, el campo de fútbol de las pistas, o la piscina municipal, que para todo hay tiempo.
Las solicitudes para el Campus han sido más numerosas que las admisiones “pero si queremos ofrecer calidad, no podemos abarcar más”
Los participantes, que se integran en grupos de doce jugadores como máximo, se reúnen en torno a uno de los monitores que estará con ellos durante toda la jornada, aunque en alguno de los grupos, como de los de los más pequeños, son dos los entrenadores que están pendientes de ellos. Además, el Campus cuenta con monitores de apoyo para que no a los chicos no les falte de nada. Desde el primer año los organizadores del Campus han pretendido que el grupo de los ‘jefes’ fuera lo más cualificado posible, y por ello en él se integran entrenadores titulados, licenciados en Educación Física y fisioterapeutas, además de (evidentemente) jugadores y exjugadores de fútbol hasta completar las dieciséis personas.
DOS SEMANAS
El Campus se divide en dos semanas intensas de trabajo, y normalmente quienes conocen el funcionamiento de este campamento de fútbol suelen inscribirse para las dos semanas, “y algunos que sólo inscriben a sus hijos para la primera semana, suelen acabar contentos y tratan de apuntarlos para la siguiente, pero no queremos superar la cifra de los cien inscritos por semana, porque preferimos ofrecer calidad, antes que cantidad. Si no podemos abarcar más, no lo vamos a hacer”, señala Roberto Álvarez, muy satisfecho de cómo va transcurriendo el Campus, al que la climatología ha respetado en esta primera semana, con temperaturas agradables, o incluso frescas, para la práctica del fútbol. Sobre este particular, Ricardo indicó que “hemos tenido la mejor semana desde que iniciamos el Campus”.
Desde primera hora de la mañana, se suceden los ejercicios en el campo de fútbol, “de no más de veinte minutos para que los chavales no se aburran”, pero también los talleres en los que se tocan varios temas, como los de una correcta nutrición, los de buenos hábitos, alguno de fisioterapia “para que los chicos aprendan a vendarse los tobillos”, o incluso de inglés.
Todo ello en un ambiente de lo más distendido y muy del agrado de los chicos; tanto es así que son varios los que han repetido su participación en el Campus desde su primera edición, “y es que les das a los chavales un balón de fútbol, y unos amigos, y pueden estar meses, aunque año tras año buscamos hacer actividades distintas para sorprender a los ‘veteranos’”.
