Una joven se enamora perdidamente del hijo de un importante dirigente político, cae estupendamente a la familia de su novio, pero la relación no termina de funcionar por el carácter de éste y porque ve «cosas muy raras» que podrían ser motivo de delito, ésta le deja y él no lo acepta y le hace la vida imposible, recibiendo presiones también de su poderoso exsuegro y siendo espiada durante mucho tiempo… No, no es éste el argumento de una novela que acaba de salir en plan thriller político, sino la declaración de ayer, ante diversos medios, de María Victoria Álvarez Martí, expareja de Jordi Pujol Ferrusola, y que no ha tenido más remedio que dejar el anonimato tras descubrirse una grabación de una charla suya con la presidenta del PPC, Alicia Sánchez Camacho, hace casi tres años, y en la que le confesaba los chanchullos de su antiguo novio.
A la mujer le faltó tiempo para denunciar que el presunto blanqueo de dinero de la familia del exlíder de la Generalitat catalana demuestra que «son unos cobardes», como «todo el que dice que Madrid nos roba y luego saca el dinero fuera».
Una vez más, volvió a reiterar lo que declaró, escondida de las cámaras, ante los tribunales el pasado 18 de diciembre: que Pujol Ferrusola llevaba bolsas de deportes con billetes de 500 euros rumbo a Andorra. Al menos no eran de basura como, presuntamente, hacía el exalcalde de Marbella, Julián Muñoz.
Asimismo, Álvarez reiteró que, tras su denuncia en sede judicial, «tengo miedo porque conozco a los Pujol». Según añadió, resulta «aberrante lo que está haciendo esa familia y no se hace nada».
En cuanto a su conversación con Sánchez Camacho mantenida en el restaurante La Camarga y que fue registrada por un micrófono instalado por la agencia Método 3, aseguró que en la grabación hay «cosas muy gordas que no se atreven a contar».
Pero parece que ahí no queda vulnerada su libertad individual, ya que la exnovia de Pujol jr. envió un escrito al juzgado central de instrucción número 5 de Madrid en el que denunciaba la interceptación de sus comunicaciones, incluidas conexiones en el wifi de su domicilio, por lo que pidió protección porque teme por su integridad física. Eso sí, no pudo precisar durante cuánto tiempo, aunque, al parecer, todos sus datos, personales y profesionales, fueron hackeados.
Aparte de estos ataques virtuales, la fémina confesó que, tras dejar la relación después de dos años y medio -entre 2006 y 2008-, se vio sometida a un «acoso tremendo» por parte de su exnovio, del que no sabía de quién era hijo al conocerle, porque aparecía constantemente en su casa para hacerle regalos, que ella rechazaba.
También explicó Álvarez que durante estos años no ha querido denunciar a Pujol porque éste era amigo del actual consejero de Empresa, Felip Puig, que en la pasada legislatura estaba al frente de Interior. Sin embargo, según la denunciante, cuando su hijo cumplió 18 años le dijo que si no se querellaba ella lo haría él, y eso la empujó a acudir a los tribunales.
Además, indicó que siente «miedo» porque se ha dado cuenta de que «todas las comunicaciones están intervenidas» y que la habían estado siguiendo durante mucho tiempo: «Mi teléfono se corta cada tres minutos sobre todo cuando hablo de cosas importantes».
Por otra parte, amigos de Vicky Álvarez Martí comentaron a un periódico de tirada nacional que el primogénito de Jordi Pujol es «un tipo violento, de temperamento bipolar, que la maltrataba física y psicológicamente».
