En un hostal de La Granja duermen estos días seis ciclistas esperando que les toque la lotería. El premio es ser ciclista profesional, el sueño de sus vidas, y el boleto se echa cada día, con horas de entrenamientos con el objetivo de estar ahí el día D y la hora H. Que alguien apueste por ellos. Es la vida de estos chicos del equipo de la Fundación Alberto Contador que preparan en tierras segovianas su participación en el próximo Giro de Italia sub-23.
El grupo está compuesto por Vicente Hernaiz, Joan Martí Bennassar, Álex Martín y Fernando Tercero, que irán al Giro, David Martín y Álvaro García, que competirán en la Vuelta a Castellón. Llevan una semana en el Real Sitio.
“Estamos en La Granja porque hay bastantes puertos y terreno para entrenar. Es una estancia lógica para hacer series, nos permite trabajar muy bien. Está a cierta altura, pero sin llegar a una concentración de altura, que a estas edades puede ser peligroso porque es complicado asimilarla”, explican Vicente, vallisoletano, y David, andaluz.
El itinerario incluye subidas a Navacerrada, Navafría, Morcuera, Cotos o Bola del Mundo. A ello se añaden series en la zona que cubre desde La Granja a Torrecaballeros. Y poco más de terreno llano. Están aquí para recrear las exigentes subidas del Giro. El sábado hicieron un itinerario de seis horas tras haber cubierto cuatro y cinco los días anteriores. “Teníamos que subir los puertos a marchetilla, pero al final se convierte en piques y subimos bastante rápido. En el Giro tenemos puertos altos y nos viene bien acostumbrarnos”. Su director, Rafa Díaz Justo, viaja cada día en coche desde Toledo para acompañarles. “Se ha portado genial con nosotros y genera muy buen rollo”.
La cercanía con la cita italiana obliga a la prudencia para evitar contagios. “Uno de los motivos de esta concentración es hacer esta burbuja, para no perdernos el Giro por contagiarnos”. Su vida no es la de un chaval normal de 22 años. Todo oscila en dos conceptos: entrenar y descansar. “Quedas con la novia, te vas a dormir temprano y el siguiente día todo igual”, subraya David. “Cuando terminas de entrenar ya estás pensando en el siguiente entrenamiento porque tienes que recuperar”, añade Vicente, que saca hueco para sus amigos. “Automáticamente dejan de contar contigo”, replica David con ironía.
Sugieren que la estrategia de vacunación debió incidir más en los jóvenes. Y también a los deportistas. “Somos los que estamos moviéndonos y los que más probabilidades tenemos de contagiar a la familia”. Y piden no generalizar. “Hay gente que se pasa las reglas por el forro y parece que son muchos. Pero hay grupos igual de responsables que nosotros”.
La cancelación de competiciones por la pandemia eleva la presión: tienen menos escaparates para demostrar. Ello se agrava con la tendencia a fichar ciclistas cada vez más jóvenes. “Juveniles o gente de 20 años, como mucho. Ya no están tan interesados en la gente más mayor, como nosotros”. Que Remco Evenepoel sea candidato a ganar el Giro de los mayores con 21 años les convierte a ellos en ‘viejos’ de 22.
David vive el día a día. “No hay que pensarlo demasiado. Ser profesional es algo que está ahí, pero fuera del ciclismo hay más vida; una vez que ya lo has dado todo y no puedes hacer más, es hora de dejar hueco para que otro demuestre”. En la misma línea se expresa Vicente: “Los mayores tenemos esa presión, que ya nos queda poco. Al final, si trabajas y eres serio, llegan los resultados. Eso es lo que está en tu mano; a partir de ahí, ya es suerte. Por lo menos, haberte quedado a gusto con lo que has hecho”. Sus cálculos son que el 55% está en su mano y el 45% depende de imponderables. Amanece un nuevo día: hay que seguir pedaleando.
