El panorama de incertidumbre destaca actualmente en el comercio global de cereales debido a factores geopolíticos y económicos, incluyendo las políticas comerciales de la nueva administración americana y las sanciones a Rusia. Los precios del trigo, maíz y cebada se han mantenido debido a la menor oferta de maíz, y a la reducción de las exportaciones de trigo del Mar Negro. En el mercado de la soja, la producción de Brasil y Argentina ha estabilizado sus precios. Sin embargo, el mercado de fertilizantes sigue al alza por el encarecimiento del gas en Europa, mientras que los fletes marítimos han bajado por el exceso de oferta.
España ha reducido en un 20% sus importaciones de cereales gracias a la recuperación de la producción interior tras la sequía del año 2023. Ucrania sigue siendo el principal proveedor de trigo y maíz de nuestro país, mientras Brasil y EEUU dominan la soja. La incertidumbre se mantiene, ante el posible levantamiento de las sanciones a Rusia, cuando en el año 2024 la Unión Europea importó 6,18 millones de toneladas de fertilizante ruso, que todavía representa el 25% del total importado, aunque dicha importación haya disminuido en un –23%. Sin embargo, existe una propuesta de la Comisión para aumentar progresivamente, durante tres años, los aranceles a los fertilizantes procedentes de Rusia.
El mercado de futuros de grano ha mostrado un cambio a partir de enero de 2025, así el trigo revirtió su tendencia bajista debido a la reducción de las exportaciones rusas, mientras que el maíz y la soja se han estabilizado por las perspectivas de la producción en Sudamérica, reforzada por la reducción de impuestos en Argentina. A corto plazo, se espera estabilidad en el precio del trigo, pendientes de la nueva cosecha, así como en el maíz y la soja en función de las reservas de EEUU y Brasil.
La producción mundial de trigo en la campaña 2023/2024 habría llegado a 793,8 millones de toneladas, con un leve aumento del 0,3% respecto al año anterior, gracias al aumento de la producción en Asia Central (+7,3 millones de toneladas), Oceanía (+6,1 millones) y América del Norte (+5,7 millones), junto con un incremento en China, frente a la caída de la producción en Europa Occidental (-16,7 millones) y Europa del Este (-10,5 millones), así como en el norte de África.
En el caso del maíz, la producción mundial se habría situado en 1.212 millones de toneladas, con una caída del -1,4% respecto al año anterior, con una subida de la producción en China (+6,1 millones de toneladas) y América del Sur (+5,5 millones), frente a las caídas de América del Norte (-11,9 millones de toneladas), Europa del este (-10,2 millones) y Europa Occidental (-3,9 millones).
Las estimaciones en febrero reflejarían un ligero empeoramiento de la producción mundial de trigo y cereales secundarios, cuando a nivel global sigue creciendo el consumo a un ritmo superior a la oferta, lo que redundaría en las existencias finales. Una reducción de las reservas mundiales de cereales, excluyendo China, lo que denota un mercado cada vez más ajustado, con mayor presión en la oferta. Una presión por la bajada del comercio global en 18 millones de toneladas de maíz y 15 millones de toneladas de trigo, por la reducción de las importaciones de China. Lo que representaría un descenso del 70% en el comercio mundial del maíz y del 30% en el trigo respecto a la campaña anterior. Una menor demanda que se refleja en el mercado con retrasos en los cargamentos de trigo, debido a la reducción de las necesidades de importación, especialmente de trigo.
No obstante, el comercio mundial de cereales representa un 20% del consumo de trigo y un 30% del de maíz, y a pesar de la reducción de las importaciones, el desequilibrio de producción y consumo está provocando una clara tendencia alcista en los últimos meses y tras tocar niveles mínimos en 2024.
Unas subidas notables en el precio del maíz y también del trigo en las últimas semanas. La menor oferta desde la región del Mar Negro, con las caídas de las exportaciones de Rusia y Ucrania, ha provocado la subida del trigo ucraniano, y de la cebada y el maíz procedente del Mar Negro. Mientras el mercado de la soja, impulsado por la Industria de la alimentación animal en Asia y Europa. con China como mayor importador, se ha mantenido estable por las producciones de Argentina y Brasil, a pesar del aumento de la demanda.
En España, los niveles de almacenamiento en noviembre son superiores a los del año pasado claramente, con excepción del trigo. El volumen de importaciones de cereales entre julio y noviembre se ha reducido en un –28% por la recuperación de la producción, tras la sequía de 2023.
Según los datos del Ministerio de Agricultura, la producción de cereales de la pasada campaña se incrementó en un 90% mientras que la de maíz en un +15%. La importación de trigo blando disminuyó en un –27%, mientras que la de trigo duro en un –72,8%. El maíz en un –8% y la cebada en un –64%.
El análisis de las importaciones de maíz y trigo muestran que Ucrania es el principal proveedor de ambos cereales, dado que representa el 43,4% de la importación de maíz y el 58% el trigo importado. Tras Ucrania, importamos trigo de Francia (12,3% del total), Canadá (6,9%) y Bulgaria (5,5%). Que representan el 80% de nuestras importaciones. En maíz, sigue EEUU (17,8% del total), Brasil (16,7%) y Francia (12,9%), primando las importaciones de Ucrania por los descuentos de precios en sus ventas. Mientras que los 3,2 millones de importación de soja proceden de Brasil y EEUU.
La producción de cereales se ha estimado en 2024 en 22,5 millones de toneladas en España, a pesar de que se sembraron 400.000 hectáreas menos: con 7,2 millones de toneladas de trigo blando (0,93 millones t. de Durum), 8,7 millones de cebada y 3,48 millones de toneladas de maíz, junto con 1,13 millones de toneladas de avena. En cuanto a los rendimientos de los cultivos, para la cebada de 2 carreras de secano, se estima un rendimiento medio de 2.662 Kg/ha, que supone un ascenso del 142 % respecto al rendimiento medio registrado en la campaña precedente y un ascenso del 5 % respecto a la media de los últimos 5 años. Este incremento en el rendimiento, respecto a 2023, es todavía más acentuado en la cebada de 6 carreras (2.281 kg/ha) y trigo duro (2.871 Kg/ha).
El clima tiene un efecto importantísimo en la producción de cereales como se ha visto en las cosechas de los años 2023 y 2024, dado que afecta directamente durante el ciclo productivo y determina las condiciones de producción. Segovia es un terreno de secano, y la temperatura es el factor del clima que más influye en el correcto desarrollo de la planta y formación de los granos en las espigas, y condiciona el rendimiento final del cereal.
El ciclo del cultivo del cereal, durante su desarrollo y en los meses más críticos para el llenado del grano, abril y mayo, no se ha producido estrés hídrico, por lo que el grano en la espiga se ha ido formando sin alteraciones, dando lugar a los buenos rendimientos de esta cosecha 2024.
Las dos anteriores cosechas han mostrado las dificultades de la producción de cereales y la amenaza del cambio climático, con el aumento de la temperatura, acompañada de sequía, que provocaron duros efectos con una fuerte caída de los rendimientos.
Las previsiones de la campaña 2024/25 determinan un aumento de la superficie sembrada de cereales, por lo que se espera un aumento de la producción si se consuman las previsiones. El problema son los precios de los cereales, dado que los agricultores de secano apenas pueden compensar los costes de producción con los precios del grano de la pasada campaña, una situación claramente agravada por el aumento constante de los costes, por adquisición de maquinaria, combustible, fertilizantes (+50%), seguros, y herbicidas.
Por tanto, el cultivo de cereales tiene futuro y sería deseable que el Estado aprobara un plan para compensar el aumento de los costes producción de los agricultores y revitalizar la renta agraria, mientras que la Unión Europea procediera a flexibilizar los requisitos para el acceso a las ayudas de la política agraria común.
