Parece que fue ayer, pero hace ya una década desde que murió el popular “Tachuela”, un hombre cuya mención siempre provoca sonrisas. “Su simpatía ha dejado huella en La Granja”, decía ayer el alcalde del Real Sitio de San Ildefonso, José Luis Vázquez, en una afirmación con la que, posiblemente, estarían de acuerdo todos su vecinos. José María Tasso, su verdadero nombre, fue un personaje único, y diez años después de su fallecimiento, el 10 de febrero de 2003, todavía se le recuerda con cariño…
Madrileño de cuna, “Tachuela” se interesó por el mundo del espectáculo en su etapa universitaria. Así, se inscribió en el grupo de la Facultad de Medicina, en la que durante cinco años intentó aprobar el primer curso. Pero, en vista de que no tenía éxito con sus estudios, y tras comprender que prefería las relaciones públicas, se matriculó en Publicidad, carrera que, esta vez sí, realizó debidamente. Después de realizar breves papeles cinematográficos, ofrecidos por su amigo el director José María Elorrieta, “Tachuela” comprendió que la interpretación era lo suyo.
Sus cuatro primeros años trabajando en el séptimo arte (1957-1960) fueron intensísimos. Rodó un total de 20 películas, entre las que destacan “Muchachas de azul”, “Aquellos tiempos de cuplé”, “Se vende un tranvía”, “El día de los enamorados” o “Pasa la tuna”. Con ese ritmo de trabajo no es de extrañar que “Tachuela” se convirtiera, en pocos años, en un referente del cine en España, razón por la que en 1961 fue fichado por el director de más éxito del momento, Luis Lucía, quien le colocó como pareja artística de las dos grandes estrellas del momento, Marisol —con quien trabajó en “Ha llegado un ángel” y “Tómbola” — y Rocío Dúrcal —en “Canción de juventud” y “La chica del trébol”—.
La vida le sonreía. No solo a nivel profesional. También en el amor. Conoció a Eugenia Vilallonga y Martínez Campos, hija mayor de los duques de la Seo de Urgell, y con ella se casó. En cualquier caso, su carácter bohemio no cambió en absoluto. Y nunca tenía un duro. Su amigo José Luis Marugán “Cuchareta”, entonces pareja de la vizcondesa de Rovira, Pilar, recuerda que cuando los cuatro alternaban, “Eugenia siempre se las arreglaba para, sin llamar la atención, meterle billetes en el bolsillo, de forma que pudiera pagar la cuenta”.
Para “Cuchareta”, “Tachuela” era entonces “el mejor humorista de España”. “Todo el mundo que estaba con él se moría de la risa, era un fuera de serie…”
El director de cine Luis Lucía fue quien transformó a José María Tasso en “el flequillo”. Su gesto más característico, el de soplarse su largo flequillo con intención de colocárselo, se hizo famoso en España.
Desde 1965 a 1970 participó en otras 18 películas, entre las que cabe la pena mencionar “Relaciones casi públicas”, “El marino de los puños de oro”; “Amor a todo gas”, con Peret; “Las leandras”, de nuevo con Rocío Dúrcal; “Don erre que erre”, con Paco Martínez Soria; y “En un lugar de la Mancha”, con Manolo Escobar y Concha Velasco.
A inicios de la década de los 70, “Tachuela” decidió romper con el cine y retirarse a La Granja con su familia. Es en esta época cuando creó el bar “Chez Tachuela”, en cuyo exterior colocaba un burro de paja para indicar que estaba abierto. El establecimiento se convirtió en un punto de encuentro para todo tipo de clientes y amigos: políticos, artistas, médicos, empresarios, militares, periodistas, deportistas… que pasaban en compañía de “Tachuela” magníficos ratos.
Las fiestas que organizaba en su bar eran sonadas. “Cuchareta” recuerda en especial una, que duró hasta las ocho de la mañana, y en la que estuvo hasta el mismísimo director general de la Guardia Civil, entonces Carlos Iniesta Cano.
A pesar de que “Tachuela” se apartó voluntariamente del cine, su hijo Lorenzo Tasso piensa que “siempre estuvo mirando de reojo” al séptimo arte. Y en la década de los 70 y comienzos de los 80 participó en dos películas, “Las vampiras de Vögel” y “Dónde estará mi niño”, esta con Manolo Escobar.
“Tachuela” fue muy popular en Segovia, donde sacaba punta a todo tipo de situaciones. Así, se tomó a chufla el intento de golpe de estado del 23-F, y en el bar “La Concepción” de la Plaza Mayor, él no paraba esa noche de bromear, insistiendo en que Milans del Bosch tenía controlada la situación.
En los 80, “Tachuela” regresó al cine con fuerza. Lo hizo en una película “La conquista de Albania”. Para el historiador del cine Clemente de Pablos, “su extraordinario papel en ese film demuestra que era mucho mejor actor de lo que parecía”. “El cine español —lamenta De Pablos— no le ofreció buenos papeles como actor dramático”.
En la última etapa de su carrera figuró en otro buen número de películas: “La Biblia en pasta”, de Summers; “Átame”, de Almodóvar; “El rey pasmado”, “El maestro de esgrima” y, por último, “Todos a la cárcel”.
Circunstancias de la vida le llevaron a residir en Marbella y, después, a León, ciudad en la que falleció en 2003, dejando un grato recuerdo entre quienes le conocieron.
