La selección española se clasificó ayer para los cuartos de final del Mundial de Turquía, en los que se enfrentará con Serbia, reeditando así la final del último Europeo. Su defensa terminó desquiciando a Grecia, quien quedó apartada de la lucha por el podio.
En el primer cuarto hubo de todo. La ‘roja’ padeció, hizo ejercicios de responsabilidad y sufrimiento, se puso el mono de trabajo, cometió errores y tuvo gestos positivos.
Los pupilos del italiano Sergio Scariolo arrancaron mal, con un parcial de 0-4, circunstancia que nunca es buena en un encuentro de tanta relevancia. Sin embargo, Juan Carlos Navarro ‘tiró del carro’ y metió dos canastas importantes que ayudaron a que el motor del bloque arrancara.
Un factor empezó a desequilibrar algo la balanza: cuatro triples de seis intentos para la escuadra patria y ninguno para la helena permitieron que al final del período inaugural el marcador señalara un 22-19 favorable al combinado nacional.
Con las rotaciones siguiendo su curso habitual, el equipo no bajó su nivel. Fran Vázquez ayudó en los rebotes, Felipe Reyes se ‘pegó’ con Sofoklis Schortsanitis y todos los demás echaron una mano.
En el segundo parcial, volvió a haber variedad. Grecia encadenaba una buena racha y España replicaba con otra. Del 28-27 se pasó en dos minutos a un 35-29, y la ‘roja’ conservó esa renta hasta el descanso (37-31).
El aroma que el equipo desprendía apuntaba a la victoria en el compromiso. Más que por las acciones en sí, por la manera de gestionar el partido. Cuando los helenos exhibían inspiración, el bloque de Sergio Scariolo se las arreglaba para retomar el dominio con rapidez. En este sentido, resultó fundamental la aportación de los teóricos suplentes. La ‘segunda unidad’ rindió en varias fases con mayor eficacia que los en principio titulares.
El oponente, claro, no estuvo dispuesto en ningún momento a dar su brazo a torcer, y en los primeros dos minutos y medio del tercer cuarto consiguió un parcial de 0-7 que dio la vuelta al electrónico (37-38). En realidad, había que empezar de nuevo el trabajo, y en ese momento ‘retornó’ Navarro, el capitán.
Mientras tanto, Schortsanitis seguía intentando ‘demoler’ contrarios, a veces incluso con bloqueos al borde de la ilegalidad; se abrió una parte del duelo en la que ambos conjuntos se repartieron el liderazgo.
La gran oportunidad de los helenos llegó con un 45-51 (min. 27). En ese instante, Scariolo desplegó una defensa en zona. El beneficio, inmediato: 7-0 para la selección nacional.
Un triple de Diamantidis y un ‘alley-hoop’ de Fran Vázquez rompieron el hielo del cuarto de la verdad. Los jugadores de banquillo de España, por supuesto manteniendo la zona, hicieron un fantástico trabajo. No solo dieron minutos de descanso a los titulares, sino que brillaron.
Esa táctica en la retaguardia acabó con las opciones de los griegos, que vieron cómo, poco a poco, la ‘roja’ se escapaba. A 180 segundos de la conclusión, la escuadra patria ganaba por ocho. Felipe Reyes incluso subió el margen hasta los 10.
Los adversarios ya no reaccionaron y España, con las buenas sensaciones recuperadas, triunfó.
