La llamada de los rejones y la despedida de Pablo Hermoso de Mendoza de Cuéllar -y probablemente de la provincia de Segovia– desató colas de kilómetro para poder entrar de 15 minutos de espera. El adiós a un rejoneador de época terminó con triunfo -dos orejas-, en un tarde en la que su hijo, Guillermo Hermoso de Mendoza, evidenció su momento y formó un auténtico lío para cortar cuatro orejas y un rabo. Otro más en en este coso, pese a su juventud. El relevo y la sucesión Hermoso de Mendoza está asegurada. Se lidiaron ejemplares de la divisa portuguesa de Romão Tenorio, de buena condición entre los que sobresalieron tercero y sexto, a los que se dieron la vuelta al ruedo, y cuarto. Completó el cartel la amazona francesa Lea Vicens, que protagonizó un sainete con los aceros, en un espectáculo nada torero.
LA DESPEDIDA
Abrió plaza un astado aparentemente distraído, apretó en la montura en los dos rejones de castigo. Un astado bajo y de manos cortas que tuvo codicia cuando el mayor de los Hermoso expuso. Elegante, sin alardes excesivos, cuidó la colocación de las banderillas con ‘Berlín’, clavando en la yema, en una faena notable. Remató de un bajonazo y tuvo que volver a entrar a matar. Se le concedió una oreja de despedida.
El segundo de su lote fue un gran toro, con recorrido y acometividad. Estuvo en maestro Pablo Hermoso, toreando a dos pistas con mucho gusto y riesgo. Buen nivel del navarro, que se despidió de Cuéllar con otro trofeo, a pesar de errar con los aceros. El cariño entre el rejoneador y el público fue recíproco. Un homenaje a una trayectoria de época.
BOCHORNOSO ESPECTÁCULO
Vicens tomó parte en el ruedo cuellarano con una faena basada en cites de frente, en la que luego terminaba por salirse de la suerte. Destacó más por la monta y la doma que por la ortodoxia en los embroques y en la ejecución de los rehiletes ante un noble ejemplar. Aun así, el público fue agradecido con su puesta en escena, aunque concluyó de hasta tres rejonazos defectuosos, al no acoplarse. Al final recogió una cariñosa y respetuosa ovación.
Vicens continuó en su segundo turno con una actuación serena y templada, con alardes a la galería, ante un astado que presentó problemas en una pata. Sin valor ninguno, protagonizó un espectáculo bochornoso en la suerte suprema. Hasta tres rejonazos clavó a la vez, ninguno en su sitio. Ninguna vergüenza. Como un colador lo dejó tras entrar a matar por el trasero del astado y a punto de escuchar el tercer aviso.
EL MOMENTO DE GUILLERMO HERMOSO
Rápido enceló Guillermo Hermoso al primero de su lote, un astado con duración y buena condición al que toreó de inicio muy ligado con ‘Alquimista’ para después llevarlo cosido a dos pistas con ‘Berlín’. No faltaron las piruetas delante de la cara de burel y las banderillas al quiebro, en la actuación más entonada e importante de la tarde. Cerró con rosas y un último par a dos manos, con un efectivo rejonazo. Un lío. El respetable se puso de pie para pedir los máximos trofeos. El jinete navarro cortó dos orejas y rabo y al toro se le dio la vuelta al ruedo. Los ganaderos salieron al ruedo cuellarano junto al rejoneador para recoger el premio.
No redujo su nivel Guillermo Hermoso y volvió firmar otra faena de altas cotas. Comenzó calibrando la embestida de otro buen toro del hierro luso para después terminar echándose encima en los medios. Literalmente. Tras clavar varias banderillas, realizó la suerte del teléfono con mucho valor. Exponiendo incluso en exceso. Solo un pinchazo redujo la intensidad de su actuación, que aun así fue premiada con dos orejas para cerrar una importante tarde.
Ficha
Plaza de Toros de Cuéllar. Cuarto festejo de feria. Alrededor de tres cuartos de entrada. Toros de Romão Tenorio, de buen juego en líneas generales. Destacaron el lidiado en tercer y sexto lugar, a los que se dieron la vuelta al ruedo, y el cuarto.
Pablo Hermoso de Mendoza, oreja y oreja.
Lea Vicens, ovación (aviso) y silencio (dos avisos).
Guillermo de Mendoza, dos orejas y rabo y dos orejas.
