La selección española perdió ayer ante Grecia su primer partido de la segunda fase del Eurobasket de Eslovenia, una derrota que compromete la clasificación del conjunto de Juan Antonio Orenga para los cuartos de final, después de un duelo que dominó hasta que Spanoulis (20 puntos) irrumpió y desniveló la balanza.
El conjunto nacional, que tuvo altibajos, influenciados por la presencia o ausencia de Marc Gasol sobre la pista, no fue capaz de hacer valer una renta de ocho puntos en el último cuarto ante un rival especialista en remontadas, bañado en la competitividad que ha hecho al Olympiacos doble campeón de Europa.
El alma de ambos conjuntos, Vassilis Spanoulis, volvió a aparecer para devorar a su oponente. Aquejado de problemas físicos en la primera fase, la estrella helena castigó sin piedad a los bases españoles y logró lo más difícil, levantar la moral de los suyos.
Porque con Marc Gasol en la cancha, España mandó gran parte del duelo. Lo hizo ya de inicio en un primer cuarto óptimo de los de Orenga (16-26), en el que el peaje no obstante fue excesivo. Las tres faltas del pívot le hicieron no pisar el parqué en el segundo parcial.
Sin su eje, la solvencia defensiva se esfumó y Grecia, con Spanoulis al mando de todas las operaciones (ocho puntos seguidos para ponerse por delante, 37-34), hizo lo que mejor sabe: competir.
La desventaja al descanso (41-38) fue solo un aviso. Pero entre Rudy Fernández, con el fuego en los ojos de las grandes ocasiones (20 puntos) y Gasol, el equipo de Orenga volvió a fluir en el tercer cuarto. Once puntos seguidos del jugador de los Grizzlies elevaron el nivel de los vigentes campeones al cielo de Ljubljana. Pero ante Grecia, irreductible, no bastó.
El 52-60 nada más comenzar el último período se hizo insuficiente. El mejor partido de Víctor Claver (11 rebotes y magnífica defensa) con la selección terminó antes de tiempo -eliminado por faltas a cuatro minutos del final- y su pareja con Marc en la zona abrió en canal al bloque patrio.
Ahí emergió Spanoulis, maestro en la resolución y en el manejo de los tiempo, aliado perfecto con el madridista Borousis y realmente de cualquiera que compartiese su camiseta.
La vigente campeona continental no pudo con él, con todo lo que generó en ataque y perdió por el camino una doble oportunidad, encaminarse hacia el primer puesto del grupo en la segunda fase y dejar herido de muerte a un rival directo por las medallas. La derrota deja una amplia cicatriz porque ante Finlandia e Italia solo vale ganar.
