El Olympiacos se clasificó para su tercera final de la Euroliga en los últimos cuatro años después de eliminar al CSKA Moscú (68-70) en el Barclaycard Center de Madrid, donde Vassilis Spanoulis, autor de 11 puntos en los cuatro últimos minutos, volvió a liderar otra remontada histórica para confirmar al equipo griego como la ‘bestia negra’ del club ruso.
El CSKA tenía la final en la mano a falta de tres minutos y medio, cuando dominaba por nueve puntos (63-54), pero Spanoulis, que solo había anotado dos tiros libres hasta ese momento, metió 11 puntos casi consecutivos, incluido el triple decisivo a falta de diez segundos que liquidó a un adversario devorado por sus fantasmas. Tras la increíble victoria en la final de 2012, cuando perdía por 19 puntos en el tercer cuarto, y ganar la semifinal de 2013, el equipo del Pireo volvía a vestirse de verdugo de su rival ruso.
Incluidos en el quinteto ideal de la competición como mejores directores de juego, Teodosic y Spanoulis barruntaban un duelo espectacular que se aguó en la primera parte, que ambos finalizaron con valoraciones negativas después de no anotar ni una canasta en juego. Los dos mejorarían, pero fue el heleno quien sacó toda su categoría a relucir.
Y eso que el base griego se hartó de fallar antes de su aparición estelar (0/8 en tiros hasta el segundo cuarto). Durante los 17 primeros minutos de la segunda parte, el duelo se desequilibró del lado ruso, que provocó 17 pérdidas del Olympiacos y se contagió de la hiperactividad de De Colo para meter un pie en la final (47-39, min.27). Solo la superioridad al rebote mantenía vivos a los griegos, que no perdían la calma.
Un parcial de 0-12 con ocho puntos de Spanoulis hizo revivir los fantasmas de los rusos, con sólo dos títulos en catorce ‘Final Four’.
Weems frenó la sangría para empatar (66-66) a falta de 31 segundos, hasta que el ‘7’ de Olympiacos se sacó de la manga un triple espectacular a falta de seis segundos para meter a los griegos en la final y encumbrar más su leyenda en el baloncesto europeo.
