Si este hubiera sido un año como todos los anteriores, en el colegio Domingo de Soto se habría hecho una chocolatada y se compartirían abrazos y besos en los últimos días del trimestre. La pandemia del coronavirus, que todo trastoca, ha hecho que esos besos y abrazos entren por los ojos, llenos de colores, y se destinen a quienes por necesidad de protección más aislados están, los ancianos.
La necesidad de repensar las actividades navideñas empujó a la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del Colegio Domingo de Soto a organizar la propuesta ‘Regalando sonrisas a los mayores’. El objetivo: hacer llegar el cariño de las familias de los escolares a los mayores que viven en residencias de Segovia y a sus cuidadores. “A falta de abrazos este cariño llega en forma de tiempo dedicado a pensar en ellos y en alegría pintada de colores”, señalan desde la asociación. Se han recogido 150 tarjetas navideñas realizadas por los alumnos de todos los cursos , desde primero de Infantil hasta sexto de Primaria.
Para garantizar al máximo las medidas de seguridad, los niños las depositaron en unas cajas-buzón y tras una semana “en cuarentena” se ha empezado el reparto a cuatro centros residenciales de la capital. El lunes día 21 se hizo la primera entrega en la Residencia Hermanitas de los Pobres, hasta donde una pequeña representación de alumnos —pequeña en número, cuatro niños, y también en edad,4 y 9 años— hizo entrega de 2 cajas llenas de estas tarjetas en nombre de todos sus compañeros.
Las medidas de seguridad son ahora mismo lo más importante para proteger la salud de todos, por ese motivo la entrega se hizo en la puerta exterior a una representante del centro, la Hermana Belén, quien agradeció a los niños su trabajo y quien con una sonrisa vio correr de un lado a otro del jardín a los más pequeños.
El miércoles 23 de diciembre entregó a representantes de la Residencia de Cáritas, y ya están en camino a través del correo postal las que se recibirán en la Residencia Mixta y también en la Residencia Asistida.
A la espera de que podamos volver a la deseada normalidad, la de verdad, la de los besos, los abrazos con piel y los chocolates compartidos, “a la espera de ese momento, seguro que estas sonrisas en forma de tarjetas navideñas, arrancan también alguna que otra sonrisa en los residentes de estas casas grandes, llenas de gente Grande”, manifiesta el colectivo de familias.
