“Son sueños que son de verdad, me gustaría que fuera real. Son sueños, quiero llegar hasta el final y nada sirve si no estás …”
Una de las ‘profesiones’ más deseadas entre jóvenes y niños, desde hace muchos años, seguramente sea la de futbolista. Este deseo implica poder vivir haciendo algo que te gusta, salir en la tele y ser miembro de un gran equipo, pero por desgracia son muy pocos los que logran ese sueño. A partir de ahí, te conformas con seguir jugando con los amigos y representar orgulloso la camiseta de tu ciudad o pueblo.
Pero la vida siempre te da una oportunidad y hay veces que los sueños pueden cumplirse. Hace unas semanas un equipo de un pequeño pueblo de Segovia, Turégano, logró pasar la primera ronda de la Copa y se comenzó a fraguar la bonita historia que ha llenado portadas, hojas de prensa y reportajes en televisión. El sorteo les emparejó con un primera y comenzó el jaleo: concretar campo en Segovia, fecha y vender entradas. No contaban con ello pero en unas horas se vendieron todas y tuvieron que buscar otras soluciones ante la gran demanda: gradas supletorias. Fueron 2586 almas en la grada, apoyando el sueño del ‘todo al rojo’ y demostrando señorío y educación.
Los jugadores salieron a disfrutar de la experiencia y esperanzados en poder dar la sorpresa, pero con los pies en el suelo. El partido fue lo de menos, las caras y sensaciones las mejores y eso es lo que debe quedar.
La Segoviana también entró en el bombo, pero el tiempo hizo suspender su partido, esperemos que pasen a la siguiente ronda y vuelva otro equipo de Primera División a nuestra ciudad.
Semper Fidelis.
