La escritora Soledad Puértolas presentó hace unas semanas el primer volumen de sus Obras escogidas, que incluye El bandido doblemente armado y los cuentos de Una enfermedad moral, y aseguró que en la Real Academia de la Lengua hay mucho debate y «nadie está de acuerdo en nada».
Acompañada por el editor de Anagrama, Jorge Herralde, la novelista valoró su experiencia en la institución. «Me asombra la seriedad del trabajo de todos los académicos, y cómo todo el mundo acude a hablar sobre las palabras. Hay mucho debate»; añadió que se siente sorprendida «por la pasión y el entusiasmo que ponen todos ellos en sus propuestas o en sus objeciones».
Con respecto a la polémica sobre la nueva edición de la ortografía, que, por ejemplo, propugna que guion o truhan se escriban sin tilde, Puértolas argumentó que la cuestión de fondo «es más la obligatoriedad que la norma», y reconoció que en sus textos le sale natural escribirlas con acento.
Además, dejó claro que el tema no le apasiona ni le «quita el sueño». «A mí me interesa mucho más el significado de las palabras o la estructura de la lengua».
A la hora de hablar de El bandido doblemente armado y Una enfermedad moral, sus primeras obras, publicadas hace más de 30 años, la autora nacida en Zaragoza matizó que, cuando supo que se volverían a editar y que podrían volverse a encontrar en los anaqueles de las librerías, sintió una «gran alegría».
En este sentido, señaló que son dos trabajos muy ligados a su vida, en un momento en el que veía «imposible publicar».
Soledad Puértolas rememoró que la novela ganó el premio Sésamo en 1979, un galardón que otorgaba Tomás Cruz con dinero procedente del Ministerio de Cultura y que «fue muy difícil de cobrar», bromeó.
Ganar fue «una alegría inaudita» y Juan García Hortelano le recomendó que la disfrutara, porque nunca volvería a sentir lo mismo.
También le ocurrió, y no lo escondió, que luego estuvo durante meses sin poder despegarse del personaje principal de El bandido doblemente armado, un homenaje al Philip Marlowe de Raymond Chandler, y que no pudo avanzar en su trayectoria literaria hasta que surgieron los relatos de Una enfermedad moral.
A su juicio, si su primera novela «fue la puerta de entrada» a un nuevo momento de su vida, los cuentos le permitieron «acceder a un mundo mucho más amplio» en la literatura. Por este motivo, estos son los dos libros a los que más agradecida está de todos los que ha escrito en su trayectoria.
Al ser cuestionada sobre si los ha vuelto a leer en esta nueva edición, con un prólogo de Daniel Fernández, la escritora precisó que nunca lo hace. «Pertenecen a otra época de mi vida, aunque sí me sigue gustando el tono que conservan los dos, de una persona que quería seducir, muy sintética y muy fluida».
Por último, y aunque no quiso ahondar en ello, Soledad Puértolas explicó que está en pleno proceso de creación de una nueva novela, con un chico joven como narrador y en la que «hay mucho amor y mucha pasión».
