Sigueruelo, es una pequeña pedanía de Santo Tomé del Puerto, en la falda del Parque Nacional de Guadarrama. Es un pueblo privilegiado sin urbanizaciones, sin naves, auténtica excepción de los del entorno, pero todo hay que decirlo…,tampoco tiene bar.
El motivo de esta reflexión, no es más que transmitir la nostalgia que en breve sentiremos por el nuevo aspecto que el pueblo presentará de por vida, a los que hoy en día sin apenas darnos cuenta, al acercarnos por la carreta al mismo, sentimos una sensación de paz y serenidad que su entorno parece emitir y que apreciamos con agrado.
Hace aproximadamente tres años, por presuntas razones espurias conocidas por todos, el regidor, optó por aceptar como calle urbana los accesos del pueblo, que hasta entonces eran propiedad de la Demarcación de Carreteras (MOPU).
Desde este momento, el futuro aspecto del pueblo está abocado a sufrir una transformación radicalmente contraria a la actual. Sus accesos “gozarán” de una avenida sin parangón, de más de un kilómetro de longitud, que engalanará la llegada al pueblo, como si de una gran urbe se tratara.
Un millón de euros costará este derroche, la inversión inútil que no solo no creará un solo puesto de trabajo para el pueblo, sino que hipotecará su mantenimiento a un Ayuntamiento de escasos recursos.

Los accesos actuales son rústicos, naturales, gozan de un gran encanto arbóreo, protegidos por el servicio de mantenimiento de Obras Públicas durante todo el año.
A partir de ahora, su aspecto cambiará drásticamente: aceras embaldosadas, farolas por doquier, bancos, papeleras y por supuesto, adiós al mantenimiento gratuito de la futura vía urbana: limpieza de arcenes, limpieza de nieve, podas, mantenimiento o reposición de asfalto, ¿cuánto durará todo esto en buen estado?. En resumen, un patético acceso de “gran ciudad,” para una población de apenas quince personas empadronadas.
Ambos accesos mencionados, confluyen en una plaza, que debe ser, me atrevería a decir, de las pocas de España que no gozan de una mínima zona verde, ni un solo árbol, arbusto o parterre que engalane su aspecto, pese a disponer de un proyecto urbanístico de la propia plaza, elaborado gratuitamente por un arquitecto local, que hubiese cambiado radicalmente el lamentable aspecto de dicha plaza, fruto también de la anterior Corporación, legando al pueblo de una paupérrima plaza de bordillos, hormigón y asfalto, dando absoluta prioridad a los vehículos.
Quiero dejar claro, que lo expuesto en mi escrito es un pensamiento personal, aunque avalado por gran parte de sus habitantes, abierto a las opiniones que sean opuestas a las mías y respetando como no podía ser de otra manera las mismas.
Lástima que estas barbaridades no pasen factura a los responsables directos, pero lo peor es que las generaciones venideras sufrirán sus consecuencias.
Pese a todo: VIVA SIGUERUELO !!!
José Antonio Bris Morillas
