Los continuos enfrentamientos armados entre el Ejército leal a Bashar al Asad y sus opositores provocaron ayer que la Liga Árabe decidiese suspender inmediatamente la misión de observadores desplegados en Siria. Se atisba así la guerra civil, y no parece que la OTAN intervenga como en Libia.
El ministro de Exteriores jordano, Nasser Judeh, achacó la determinación al «aumento de la violencia» y «tras consultar con el Secretariado General de la Liga Árabe», se publicó el comunicado.
Fuentes de la Liga habían informado previamente de que la organización tenía la intención de mantener al equipo dentro del país a la espera de que la situación permita de nuevo el reinicio de sus tareas de comprobación.
Esta decisión tiene lugar un mes después de la llegada del equipo, el pasado 22 de diciembre, y tras la ampliación el pasado domingo del tiempo de permanencia de los observadores por otros 30 días. Por su parte, Damasco declaró su «sorpresa» y acusó a la organización panárabe de intentar influir en el Consejo de Seguridad de la ONU y provocar en última instancia una intervención internacional en el país.
Ejecutados
Los cuerpos sin vida de 17 hombres arrestados esta semana por las fuerzas sirias fueron hallados ayer en las calles de la ciudad de Hama con señales de ejecución, según informaron diversos activistas. Todos los fallecidos habían resultado detenidos en el transcurso de un asalto de las fuerzas acorazadas del Ejército a las órdenes del presidente en un ataque realizado el pasado jueves contra la ciudad.
La práctica totalidad de los cadáveres presentaban distintos disparos en la cabeza, en lo que supone una escalada de la violencia en los choques que desde hace cinco meses tienen lugar en esta población, que se encuentra a 240 kilómetros al norte de Damasco, entre Ejército de Al Asad y rebeldes. «Todavía tenían puestas las cadenas de hierro en sus piernas», explicó un activista.
