Los sirios vivirán una tregua a los combates que llevan sufriendo desde hace más de 19 meses. O eso, al menos, parece, después de que el Ejército se comprometiera ayer a respetar un alto el fuego de cuatro días, propuesto por el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Lakhadar Brahimi, con motivo de la fiesta musulmana del sacrificio (Eid al Adha), que comienza hoy.
Así, desde esta mañana no se deberían escuchar los proyectiles, pero la cúpula castrense, en su comunicado de aceptación del cese de hostilidades ya advirtió de que los soldados responderán a cualquier infracción por parte del bando rebelde, que había secundado el plan de Brahimi un día antes.
Eso sí, entre los insurgentes, los miembros del grupo islamista Ansar al Islam, que aseguraron que «no confían» en Damasco, se negaron a aceptar la propuesta.
Es por ello que el Estado Mayor del Ejérctio indicó que responderá a «los grupos terroristas que intentan reforzar sus posiciones armándose y consiguiendo refuerzos», así como a los países vecinos que «facilitan el contrabando» de combatientes a través de sus fronteras durante este período.
El alto el fuego es una iniciativa de Brahimi, quien confía en que este paso pueda ser el inicio de una solución política. Pero su predecesor en el cargo, Kofi Annan, también consiguió un compromiso similar el pasado mes de abril, que no llegó a buen puerto, ya que las ofensivas continuaron pese al compromiso de ambos bandos.
En esta ocasión, además, la tregua no será supervisada por observadores internacionales, como sí sucedió en la anterior intentona, lo que hace dudar a los sublevados de que pueda llegar a buen puerto.
Pese a ello, desde Naciones Unidas esperan que este impás sirva para permitir a las agencias humanitarias que trabajan en la zona «acceder a zonas muy castigadas cuya población no recibe asistencia» ante la imposibilidad de acceder a esos municipios que son constantemente blanco de los bombardeos o las explosiones, tal y como detalló su secretario general, Ban Ki Moon.
Además, los investigadores de esta organización sobre los presuntos crímenes de guerra cometidos en el conflicto del país árabe solicitaron reunirse con el presidente, Bachar al Asad.
Un centenar de muertos
Poco antes de que diera comienzo la tregua, se enfrentaron nuevamente tropas gubernamentales y fuerzas opositoras. Tanto la agencia estatal de noticias Sana como activistas de la oposición informaron de combates en los alrededores de Damasco, Idlib y Alepo, que dejaron más de 100 muertos.
Entre las víctimas, en las afueras de la capital siria se halló el cuerpo de un sacerdote ortodoxo, que había sido secuestrado seis días antes por personas desconocidas. Rebeldes y partidarios de Al Asad se culpan mutuamente por la muerte del religioso.
