El presidente de Siria, Bachar al Asad, advirtió ayer de que un hipotético ataque contra su régimen por parte de los países occidentales podría provocar «un nuevo Afganistán».
En una entrevista que publicó el dominical británico The Sunday Telegraph, la primera concedida a un periodista extranjero desde que comenzaran las protestas populares hace siete meses, el mandatario aseguró que una posible intervención militar en su país ocasionaría «un terremoto que quemaría toda la región».
El dirigente lanzó esa advertencia después de que cientos de personas marcharan el pasado sábado hacia la embajada siria en Londres para mostrar su solidaridad con los ciudadanos patrios que sufren la represión a manos del régimen de Asad.
Desde mediados de marzo pasado, Siria es escenario de revueltas populares contra el régimen de Al Asad, que se han cobrado la vida de unas 3.000 personas, entre ellas unos 187 menores, según las últimas cifras de la ONU.
Una violencia continua
Pero las cifras siguen creciendo. Así, 20 soldados sirios perdieron la vida en la jornada del pasado sábado y otros 53 resultaron heridos durante choques contra supuestos militares desertores en la localidad central de Homs, según informaciones del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Los enfrentamientos ocurrieron en el barrio de Bab Amro y las víctimas fueron trasladadas al hospital militar de Homs.
Estas muertes continúan manchando las manos de sangre del mandatario. Sin ir más lejos, en la jornada de ayer, siete personas más fueron asesinadas por disparos de las fuerzas leales al régimen de Bachar al Asad en el centro y el sur del país. Además, tres ciudadanos fallecieron en Homs (centro), dos en Deraa (sur) y una en Hama (centro).
En la entrevista con el rotativo, Asad afirmó que su país es diferente «en todos los aspectos» a Egipto, Túnez y Yemen, donde también se han sucedido recientemente revueltas populares contrarias a sus regímenes. «La historia de mi país es diferente. La política es diferente», manifestó.
El presidente observó que «Siria es ahora el centro en esta región», comparó a su Estado con una «falla» geológica, y añadió: «Si juegas con ella ocasionarás un terremoto».
«¿Quieren ver otro Afganistán, o decenas de ellos? Cualquier problema que haya en Siria quemará toda la región. Si el plan es repartir, eso es dividir toda nuestra región», alertó.
El dirigente también reconoció que al comienzo de las revueltas populares en su país, sus fuerzas cometieron «muchos errores», pero recalcó que, actualmente, el único objetivo son «los terroristas que puedan rodearnos».
Insistió, además, en que su respuesta a la primavera árabe no fue la de un «Gobierno tozudo» sino que «seis días después» del comienzo de las protestas empezó «la reforma».
Así, en la protesta del sábado en la embajada siria en Londres, los manifestantes cantaron mensajes como: «Vete Asad» y «Siria Libre», durante una marcha que duró dos horas, a la que acudieron más de 1.000 activistas, según cifras de los propios organizadores.
