No podemos consentir ni acostumbrarnos a que alguien pueda morir en la calle, empapado y congelado». La frase responde al desgarrador relato del médico Tomás Gómez, publicado en esta diario, sobre los esfuerzos que se hicieron, sin éxito, para prestar auxilio a un indigente, habitual en los «jardinillos» de San Roque, que finalmente falleció. El dramático caso se producía días después del fallecimiento de otro indigente, que tenía su cobijo en una cueva de El Tejerín, aunque por motivos muy distintos; esta vez de forma violenta, presuntamente a manos de otra persona que también vivía de la caridad.
Estos tristes episodios ponen de relieve que Segovia no es ajena al drama de la pobreza y que en esta ciudad también hay personas sin techo, arrastradas a la calle a una vida de miseria o que, simplemente, la falta de empleo y recursos, les obliga a pedir alimentos para poder sobrevivir. Ya son más de 2.200 personas, el 4% de la población de la capital, las que reciben alimentos, de forma periódica, a través del Ayuntamiento y Cruz Roja, tras acreditar la falta de recursos para atender esta necesidad básica, según fuentes de la Concejalía de Servicios Sociales.
Los dos indigentes fallecidos eran bien conocidos por los profesionales de los Centros de Acción Social (CEAS) del Ayuntamiento. Ambos habían tenido contactos ‘puntuales’ con los Servicios Sociales, que en varias ocasiones respondió a sus peticiones de ayuda.
Pero, ¿Cuántas personas en situación de extrema pobreza atienden hoy los CEAS?.
En las personas «sin techo» se encuentran los denominados «transeúntes», personas que están «de paso» en la ciudad y que precisan una intervención social para la satisfacción inmediata de sus necesidades básicas, como la comida y el alojamiento. La atención a estas personas se realiza a través del convenio de colaboración que el Ayuntamiento mantiene con Cáritas, según explica el concejal de Servicios Sociales, Andrés Torquemada (PSOE). A los ‘transeúntes’ se les da cobijo en hostales y utilizan el ‘comedor social’, que gestiona la Junta de Castilla y León, ubicado en el barrio de San Millán. Si la Policía Local identifica a un ‘transeúnte’ en un horario donde no se puede localizar a los profesionales de los CEAS, son los propios agentes policiales quienes acompañan a la persona al hostal donde podrá pasar la noche.
El programa de «transeúntes» atendió en 2012 a 210 personas, por los 246 del año anterior, en virtud al convenio por el que el Ayuntamiento abona a Cáritas 19.960 euros el pasado año, con fondos procedentes de la Junta de Castilla y León.
Los llamados «indomiciliados» son las personas que se encuentran de forma puntual «sin techo» por haber llegado a un proceso límite o crítico de exclusión social. Son, en muchos casos, víctimas de una situación de desamparo a consecuencia de la crisis, el desempleo y la precaridad. Son personas vinculadas con Segovia capital y que mantienen un arraigo en la ciudad. De ellos se encarga directamente el Ayuntamiento a través de los profesionales de los CEAS. Se les atiende en un piso del Ayuntamiento donde pueden pasar determinadas temporadas, bajo supervisión de los trabajadores sociales, psicológicos y educadores de los CEAS. A los «indomiciliados» se les trata de acoger en el piso municipal o, en su caso, se asume el gasto de pernoctaciones en hostales o»pensiones». Y en coordinación con los profesionales de la Junta de Castilla y León se les deriva al ‘comedor social’, ubicado en el barrio de San Millán.
En 2012 se atendió a 26 «indomiciliados», de los que cuatro aceptaron el «techo» del piso municipal; en cifras similares al anterior, en el que 25 indigentes recibieron la atención del equipo de los CEAS (cinco de ellos pasaron por el ‘hogar’ del Ayuntamiento).
Si la Policía Local advierte de la presencia de una persona en condiciones de desprotección e indigencia el protocolo marca la urgente llamada al equipo de Servicios Sociales o, directamente, a Cáritas. Los hay que solo precisan una atención puntual, de comida y alojamiento, y no quieren otras ayudas de Servicios Sociales.
El caso del indigente de los «jardinillos de San Roque» se hizo más dramático al negarse, en un principio, a ser trasladado a un hospital o centro de acogida. «Si se niega en rotundo es muy difícil, por la fuerza no se puede obligar», afirma Torquemada, aunque «no puede haber omisión de auxilio y siempre se intenta reconducir la situación» con la presencia de personal sanitario y psicólogos que intentan convencer a la persona de la conveniencia de ser trasladada a un lugar adecuado para recibir una mejor ayuda. Solo en casos excepcionales, en determinadas situaciones de conflicto o por graves problemas de salud mental, se puede «recluir» a un indigente en un centro médico, con intervención de Policía Nacional y orden del Juzgado.
¿Son preocupantes los datos de asistencia a indomiciliados en Segovia? «Es cierto que, en comparación con su población, los datos no son altos, pero, ciertamente, cualquier cifra, por pequeña que sea es ya preocupante», afirma Torquemada, quien asegura que el drama de la crisis se refleja en el notable incremento en el número de usuarios del «Programa de Alimentos», que gestiona el Ayuntamiento, con fondos europeos, a través de Cruz Roja. El plan se puso en marcha en 2010 y consiste en el reparto de lotes individuales de alimentos, en varios periodos a lo largo del año.
Para acceder al programa, el solicitante debe acreditar la situación de desempleo y la ausencia de suficientes recursos para atender esta necesidad básica. En la actualidad hay más de 2.200 usuarios del programa, por los 1.500 con los que arrancó en 2010. Por tanto, en menos de dos años ha aumentado en unas 700 personas el número de personas necesitadas. Todo un drama.
