Hasta hace tres décadas, el cangrejo de río autóctono (Austropotamobius pallipes) era un crustáceo común en casi todos los cauces de agua del centro de España. Sin embargo, como consecuencia de la denominada “afanomicosis” o “peste del cangrejo”, provocado por el hongo Aphanomyces astaci, sus poblaciones quedaron drásticamente disminuidas, recluidas a arroyos de montaña o zonas aisladas de las cuencas principales.
En Segovia, donde la tradición de ir a coger cangrejos tenía gran arraigo, perdió fuerza, al tiempo que diversos estudios biológicos denunciaban el fuerte impacto en los ecosistemas acuáticos de la desaparición de esta especie, principalmente provocado por el aumento de sustancias nutritivas en los ríos, anteriormente consumidas por el crustáceo.
En los últimos años, personal adscrito al Servicio Territorial de Medio Ambiente ha realizado prospecciones en diversos puntos de la provincia (Cuevas de Provanco, El Cubillo…) susceptibles de albergar poblaciones de cangrejo de río autóctono. “El resultado ha sido negativo”, lamenta Anchuelo. No obstante, el jefe de la sección de Vida Silvestre quiere creer en la existencia de algún reducto. “Tal vez en un canal de huerta o en un pozo queden ejemplares”, sospecha.
A falta de cangrejos de río autóctonos, en los últimos años está volviendo a coger auge la pesca del crustáceo, aunque de otras especies. En la actualidad, existen en España dos especies de origen americano, introducidas en diferentes momentos de los años 70, Pacifascatus leniusculus, conocido como ‘cangrejos señal’, y Procambarus clarkii o ‘cangrejo rojo’.
En Segovia, donde “la Junta no está repoblando con ningún tipo de cangrejo los ríos de la provincia”, según advierte Anchuelo, este año se permitirá la captura de cangrejo señal en un mayor número de tramos que el año pasado. Por lo que respecta al cangrejo rojo, tal y como se recoge en la normativa anual de pesca, se autoriza su captura en el río Voltoya (desde su entrada en la provincia de Segovia, en el término municipal de Muñopedro, hasta su desembocadura en el Eresma), en el Eresma (desde el límite inferior del coto de Coca al límite con la provincia de Valladolid) y en el Milanillos (desde la carretera N-603 hasta su confluencia con el río Eresma).