La Granja no hizo saltar la sorpresa en los Dominicos y se volvió de vacío en su visita a tierras leonesas. El equipo granjeño, además, se volvió con dos noticias: la buena es que el equipo sigue mejorando en una clara línea ascendente a base de trabajo, oficio y jugadores que aportan un plus táctico; la mala es que este equipo es incapaz de hacer gol ni jugando tres partidos seguidos.
Mucho le costó al cuadro azulón sacar adelante el partido y tras recibir el primer gol la cosa se convirtió en misión imposible. Salieron, eso sí, muy bien plantados los de La Granja en el prado de La Virgen del Camino. Prado en sentido literal, porque en el campo de los Dominicos ni siquiera se podrían plantar patatas. Por si fuera poco el viento hacía que los jugadores no pudiesen medir bien y continuamente erraban los pases.
El partido fue lo previsto, un duelo en el medio que se decidiría por detalles. Pero en los detalles casi siempre influye la calidad y la pegada; y en ambas cosas la Virgen anda sobrada. La primera ocasión de los virginianos fue un remate de Vila en el minuto 5 que obligó a Yiyo a lucirse. Respondió la Granja con un golpeo de Iván desde dentro del área probando al guardameta Dani. El partido seguía muy trabado hasta que llegaron los detalles. Los dichosos detalles que hicieron que la moneda cayese cruz. un mal despeje de La Granja, un peor remate de Perona, un balón desviado que engancha Gonzalo con la zaga rival despistada, y el gol inicial del partido.
A partir de ese momento todo fue muy duro. Tocaba remontar y el único argumento de los granjeños era esperar que César Bravo o Xavi ganasen la espalda a sus parejas de baile. Sin embargo, Roberto Carlos dispuso cuatro perros de presa en funciones de zaguero; cuatro destructores que sacrificaron la salida de balón a cambio de no dejar pasar ninguno.
La segunda parte fue una intentona constante de La Granja, con más pundonor que ideas, y con los escasos argumentos defensivos de los que dispone Sergio Inclán. Pluma pasó a jugar a la medular, Iván trató de trabajar entre líneas, y David gozó de libertad para buscar la sorpresa en segunda línea. Todo a la espera de que César Bravo cazase ese balón soñado que le plantara solo ante el portero. Un balón que nunca llegó.
El que sí llegó fue Merino, que salió en el ecuador de la segunda parte para sentenciar el partido. Lo hizo todo y todo bien. Puso la brega, la clase y la asistencia del gol Primero con un balón servido en bandeja para que Vila aprovechase el error de la zaga azul al tirar el fuera de juego, y sentenciase al visitante Yiyo.
En los últimos veinte minutos no hubo partido. Los verdes maniataron a los azules y dejaron que el tiempo discurriese con el balón meciéndose entre las botas de Merino. Complicado panorama el que el espera a La Granja, que necesita acoplar a su jugadores nuevos, continuar su línea ascendente, y romper la mala racha de resultados.
