Las principales economías del mundo, agrupadas ayer en la reunión del G-8 y el G-5 en la ciudad italiana de L’Aquila, acordaron fijar como meta la reducción del calentamiento global medio en dos grados Celsius, pero no lograron consensuar porcentajes para recortar las emisiones de gases contaminantes.
Ante este contratiempo, el presidente de EEUU, Barack Obama, instó a los llamados países emergentes a sumarse a la lucha contra el cambio climático, tras una reunión del Foro de las Principales Economías (FPE), en el que se pusieron de manifiesto las diferencias de planteamiento.
En declaraciones a la prensa tras la reunión, acompañado de los primeros ministros de Italia, Silvio Berlusconi, y de Australia, Kevin Ruud, Obama reconoció que «no es fácil superar las diferencias sobre este asunto».
Aun lo es más, indicó, en tiempos de crisis económica global, cuando se puede pensar que las medidas para atajar el efecto invernadero perjudicarán las posibilidades de recuperación.
El FPE, formado tanto por Estados desarrollados como economías emergentes, acepta la meta de un aumento del calentamiento medio global de dos grados Celsius, objetivo que ya suscribieron el miércoles los países del G8 -Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Canadá, EEUU, Japón y Rusia-.
Este acuerdo es el primero entre el G-8 y el G-5 -las principales naciones en desarrollo: México, Brasil, China, la India y Sudáfrica- sobre asuntos climáticos.
Pero el Foro, aunque expresa su compromiso con las reducciones de emisiones a medio plazo, no fija porcentajes a rebajar ni para 2020 ni para 2050, en una nueva evidencia de las divisiones en torno a este problema.
El G-8 se había comprometido el miércoles a recortar su envío de CO2 a la Atmósfera en un 80 por ciento con respecto a los niveles de 1990 en adelante a partir de 2050. En su comunicado, los 17 miembros del FPE aseguran que continuarán sus negociaciones los próximos meses, hasta la reunión de Copenhague, para lograr «un resultado notable».
Expresan también la intención de adoptar medidas «significativas» y «con prontitud» a medio plazo para recortar sus emisiones en 2020.
El Foro de Economías Principales sí que alcanzó un acuerdo para 2010 en las negociaciones de la Ronda de Doha para la liberalización del comercio global.
Los países del G-8 y el G-5 aprobaron un documento económico, que, además del citado compromiso, contiene medidas para el desarrollo de los Estados pobres.
Las reuniones en la cumbre de L’Aquila se centraron en la adopción de medidas concertadas para afrontar de manera coordinada la crisis económica y la lucha contra el cambio climático.
La reforma del comercio internacional que se discute en la Ronda de Doha será el tema principal de una reunión de los ministros de Comercio del FPE, que se celebrará próximamente. En esta cita estos países definirán un acuerdo conjunto para llevar una postura concertada a la cumbre del G-20 que se celebrará en Pittsburgh entre el 24 y el 25 de septiembre.
Insuficiente
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki moon, afirmó ayer que los compromisos sobre medio ambiente alcanzados en la cumbre del G-8 en la localidad italiana de L’Aquila son «bienvenidos, pero insuficientes». Ban consideró que los Gobiernos de los países reunidos en el país transalpino deben hacer más para alcanzar un acuerdo en la cumbre del Clima de Copenhague de diciembre próximo. Por eso, el secretario general de la ONU convocó una Conferencia Global sobre Cambio Climático, que se celebrará el 22 de diciembre en Nueva York, justo antes de la cumbre del G-20 que tendrá lugar en Pittsburg (EEUU).
Ban Ki moon abogó por que el mundo reduzca las emisiones de CO2 en un 50 por ciento para 2050 y se declaró partidario de que se produzca una transferencia de tecnologías limpias desde los países ricos a los pobres para ayudarles a luchar contra el calentamiento global.
