Está claro que la inauguración de la Liga en Primera y Segunda División se dio por cancelada, pero lo que peligra ahora es la segunda jornada, aunque los futbolistas seguirán cumpliendo sus servicios elementales. La competición se ha parado, pero la mayoría de las plantillas acuden a entrenar, pese a la convocatoria de paro de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Todo siguió igual ayer y el conflicto continúa. Ni la AFE ni la Liga de Fútbol Profesional (LFP), tras una nueva reunión de tres horas en la sede madrileña del organismo de los jugadores, llegaron a un acuerdo. Todo lo conversado se centró en «aspectos técnicos» que no dejaron conclusiones importantes.
Ambos organismos volverán a encontrarse mañana en su tercera reunión en cuatro días. El objetivo es intentar desconvocar la huelga para la segunda jornada de la temporada 2011-12 de las Ligas BBVA y Adelante, del 26 al 29 de agosto, una vez que el estreno no se llevó a cabo.
El principal punto de discordia es el Fondo de Garantía Salarial, que debe garantizar el pago a los futbolistas de los clubes que se acojan al Concurso de Acreedores. Según la Liga, habría llegado al máximo que le permite su capacidad económica al garantizar 240.000 euros a cada profesional de Primera y 120.000 euros, a los de división de plata, cuyos clubes hubieran optado por acogerse a la Ley Concursal.
Entre los equipos que menos van a secundar completamente el parón están los grandes: Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Valencia, Villarreal, Athletic o Sevilla seguirán con sus jornadas de preparación. Mientras, que en Segunda, la situación es bien distinta y respetará la huelga con mayor rigurosidad, salvo los filiales.
Ayer se pronunció el entrenador del RCD Mallorca, Michael Laudrup, quien defendió la postura de los jugadores en la huelga, al preguntarse «de qué sirve tener un contrato si no te pagan. El paro no ha salido de la nada, hay que solucionar los problemas. Todos los años comenzamos igual y esto no puede seguir así. Hay casi 200 futbolistas a los que se les debe dinero», zanjó el danés.
